Deuda histórica
"A puro pan, a puro te, así nos tiene Pinochet". Gritaba la gente por las calles en los años 80´. Entre los que protestaban, estaban los trabajadores en general, mujeres y hombres; los estudiantes, los profesores y los políticos de la naciente Concertación que asumieron el gobierno y que, rápidamente, dejaron de estar a puro pan y a puro té. Ahora, las cosas no son muy distintas, hay miles de chilenas y chilenos (las cifras todos las conocemos) que siguen gritando lo mismo. Sólo que lo hacen por las redes sociales. Me refiero a amplios sectores empobrecidos, a los pensionados y jubilados, pero principalmente a los profesores jubilados.
Juan Antonio Torres luchó hasta el día de su muerte (04.02.2011) para que los políticos de la Concertación gobernante les pagaran a los jubilados el 10,6% que les quedó debiendo el gobierno militar y que se habían comprometido a cumplir una vez que asumieran. No lo hicieron y don Juan nunca desperdició la oportunidad de tirarles, a estos políticos mentirosos, hasta el último huevo que tenía para alimentarse. Finalmente, esto pasó a ser una deuda histórica que no se pagó y todos murieron esperando ( final feliz para los gobernantes elegidos con nuestros votos).
Con los profesores jubilados están haciendo lo mismo que ya les dio buen resultado. 25 años de puras mentiras y engaños de estos políticos hoy disfrazados como "Nueva Mayoría". Cuando hay elecciones, de cualquier tipo, despiertan sus neuronas caritativas, se conduelen, se muestran cercanos y comprensivos, asegurando que ahora sí pagarán la deuda histórica pendiente desde el año 1981. 15.000 profesoras y profesores han muerto con la esperanza que estos políticos profesionales del engaño y la mentira, cumplan con su promesa contraída en 1990, cuando necesitaban el máximo de votos posibles.
¿Dígame, usted Señor Director, si no es indignante y vergonzoso que los profesionales de la educación, que dedicaron su vida a la enseñanza de la juventud y a la formación de todo el contingente de profesionales que necesita el país en todo tiempo, estén percibiendo pensiones miserables con todas las consecuencias que esto conlleva?
Este año 2015, le han puesto la guinda a la torta: cuatro veces el MINEDUC ha prometido una respuesta al Colegio de Profesores y ninguna de las cuatro ha cumplido; cualquier argucia les sirve. Años atrás, era que la economía estaba muy alta y para qué quieren más plata, ahora que la economía está por el suelo y hay otras prioridades, como los casi $3.000.000.000 que dicen requerir para pagar a los asesores de la Presidencia, los sesudos estudios de la nueva constitución, ya sabemos a qué bolsillos irán a parar esos valiosos recursos de todos los chilenos.
Ortega y Gasset dice que los abusos son graves y dolorosos y hay que combatirlos, pero peores son los usos sociales. Y tiene toda la razón. Usar a las personas para sus oscuros intereses y después dejarlos botados, hacerse los sordos y desentendidos, es una cobardía muy grande que deja secuelas en las víctimas. Eso es lo que han hecho con las indefensas profesoras y profesores de nuestro país, en todos estos largos años, los mismos que gritábamos en las calles en los años 80 y que hoy seguimos gritando: "A puro pan, a puro té, así nos tiene la Bachelet".
ALFREDO RADDATZ SOTO. Profesor jubilado.
Sentido de Halloween
A propósito de la próxima fiesta del 1 de noviembre, quisiera presentar algunas apreciaciones que, espero, permitan redireccionar el fondo y la forma de lo celebrado.
Por influencia de los países anglosajones, se ha adoptado y generalizado cada vez más la celebración de Halloween, que llena nuestras calles de niños disfrazados de muertos o brujas, con calabazas con caras de terror y pidiendo caramelos. Pero ese desfile de "muertos vivientes" no es el verdadero sentido.
El término Halloween significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre. Para los creyentes es esta última la que tiene importancia, pues recuerda a todos aquellos que vivieron y murieron en la fe y que hoy se encuentran ya con Dios, aunque no hayan sido canonizados por la Iglesia Católica.
Es así, que lo que hoy se conmemora como un homenaje al terror, debe ser en realidad una preparación para recordar con gratitud a todos aquellos -incluyendo a nuestros seres más queridos- que están ya en el cielo compartiendo la bienaventuranza eterna. Pero además es una invitación a no olvidar la meta definitiva de nuestro paso por esta vida, en la que somos peregrinos. Por eso, esperemos algún día poder celebrar nosotros también esa fiesta en el paraíso.
Invitamos a conmemorar la noche del 31 de octubre y el día 1 de noviembre también con ese espíritu.
MAITE CERECEDA y MARÍA ESTHER GÓMEZ. Universidad Santo Tomás.