En medio de la discusión por la reforma educacional, los niños, a cada vez más temprana edad, se ven enfrentados a más de una decena de evaluaciones, para las cuales -en muchos casos-, los colegios los estrenan para obtener el resultado esperado. Es decir, como sociedad, estamos llevando al aula la misma competitividad que a diario vivimos los adultos. Y esa discusión, la relativa a la búsqueda de la "excelencia académica", de la calidad de la educación y de la formación integral de los menores, no está en la agenda, que se copa con la gratuidad y no con estos cuestionamientos, que los padres se hacen en medio de la formación de sus hijos.
¿Qué es la calidad que pregona la reforma? ¿Incluye la estandarización de conocimientos o busca estimular el pensamiento crítico de los niños, o la explotación de otras habilidades, como la creatividad o el liderazgo?
Ahora, otro tema vinculado a este tema, tiene que ver con los propios padres y apoderados, que inmersos en un mundo individualista y aspiracional, buscan la "excelencia", que asumen, está dada por el resultado del Simce o la PSU. Y ello hace que los colegios se obsesionen por el resultado, porque traerá aparejado un incremento en la matrícula.
Antes, nuestros padres escogían el colegio al cual nos enviarnos por factores distintos, como la tradición familiar, la cercanía o el costo. En Europa, la cercanía con el domicilio manda; pero en el Chile moderno, se aspira a llegar al mejor, entendiendo aquel estatus como el de más alto puntaje.
Pero conviene preguntarse, si es que la educación actual estará estimulando aquellos aspectos que le serán de utilidad al niño el día de mañana en la vida, o si fomentarán aquellas habilidades que demandarán las profesiones de las décadas venideras.
Porque este fenómeno que vivió la sociedad chilena de aspirar masivamente a la universidad, se tradujo, en el caso de varias carreras, en una saturación de profesionales que hoy no encuentran empleos; y por otra parte la industria se queja de falta de técnicos capacitados para responder a sus necesidades.
En consecuencia, es tiempo de reflexionar al respecto, de llevar esta discusión a las instancias respectivas, para no dejarnos llevar por la tendencia, sino que ser capaces de identificar aquellos aspectos que hoy estamos descuidando y que tanto aportan en la vida misma.