Mabel González / Agencias
El Nobel de Química 2015 reconoció ayer a tres investigadores por revelar los mecanismos de reparación del ácido desoxirribonucleico (ADN), lo que ha mejorado la comprensión de males hereditarios y hecho posibles nuevos tratamientos contra el cáncer.
En su fallo, la Real Academia de las Ciencias Sueca señaló que el sueco Tomas Lindahl, el turco Aziz Sancar y el estadounidense Paul Modrich mapearon y explicaron cómo las células reparan su ADN y salvan la información genética, ayudando a entender mejor su funcionamiento.
Sus estudios revelaron una aparente imposibilidad química: cómo cada copia del material genético humano es sorprendentemente similar a la original a pesar de que todos los procesos químicos sean propensos a errores aleatorios y que el ADN esté sometido además a radiación dañina y a moléculas reactivas.
Mientras hacía un posdoctorado en la Universidad de Princeton (EE.UU.) a finales de la década del 60, Lindahl empezó a estudiar la estabilidad de la molécula de ADN, en una época en la que la comunidad científica creía que ésta era muy resistente.
De vuelta a Suecia, en el Instituto Karolinska de Estocolmo, sus experimentos probaron que su sospecha era cierta y que el ADN sufría un deterioro lento pero notable, por lo que debían existir sistemas moleculares para reparar esos defectos.
Empezó a buscar enzimas reparadoras usando ADN bacteriano, similar al humano, hasta encontrar una que eliminaba los restos dañados de citosinas (una de las cinco bases que forman parte de los ácidos nucleicos), y publicó su hallazgo en 1974.
Lindahl reconstituyó una década después, cuando trabajaba en el Imperial Cancer Research Fund en Londres, la imagen molecular de cómo funciona la reparación por escisión de base. En 1996 logró recrear el proceso de reparación humano in vitro.
Si Lindahl abrió las puertas a un nuevo campo de investigación, Sancar resolvió otra incógnita no resuelta por aquél: cómo las células afrontan los daños provocados por la radiación ultravioleta.
Sancar, un graduado en Medicina que luego empezó a estudiar bioquímica, se trasladó a la Universidad de Texas (EE.UU.) a mediados de la década del 70 para tratar de averiguar cómo bacterias expuestas a dosis mortales de radiación ultravioleta podían recuperarse si eran iluminadas con luz azul visible.
Y unos años después logró clonar el gen de la enzima reparadora (fotoliasa) y hacer que la bacteria la produjera. Por aquel entonces se sabía que el daño causado por esa radiación se podía reparar también con otro sistema que funcionaba a oscuras.
Sancar, que entonces ya trabajaba en la Universidad de Yale (EE.UU.), logró identificar, aislar y caracterizar las enzimas codificadas por genes mutados por radiación; y luego completó los siguientes pasos de la reparación por escisión nucleótida e investigó el proceso en humanos.
Al inicio de su carrera, Modrich se interesó por enzimas que afectaban al ADN, como la metilasa Dam, que junta los grupos metilo con aquél; y mostró que podían funcionar como indicadores para cortar las cadenas de ADN en el lugar correcto.
En colaboración con Matthew Meselson, biólogo molecular en Harvard (EE.UU.), demostró más tarde usando los grupos metilo que la reparación de desapareamiento del ADN es un proceso natural que corrige los desajustes ocurridos cuando este se copia.
A finales de la década del 80, trabajando en solitario, logró recrear ese complejo mecanismo in vitro y después lo aplicó al genoma humano.
Lindahl, Modrich y Sancar suceden en el palmarés del galardón al alemán Stefan Hell y los estadounidenses Eric Betzig y William Moerner.
El primer turco con un Nobel científico
Aziz Sancar se alegró de ser el primer turco en ganar un Nobel científico. "Siempre me preguntaban cuándo ganaría el Nobel, así que estoy también muy feliz por mi país", dijo en una entrevista con el comité Nobel. Sancar nació en Anatolia, pero después se mudó a EE.UU. Y se mostró seguro de que ahora será celebrado en Turquía. Paul Modrich, otro de los galardonados, se encontraba en una solitaria cabaña de Nuevo Hampshire (EE.UU.) cuando recibió la noticia. "Shock, sorpresa, entusiasmo", dijo que fue su reacción.
1960 la década en que Tomas Lindahl empezó a estudiar la estabilidad de la molécula de ADN. Entonces se creía que ésta era muy resistente.
1970 Aziz Sancar comenzó a averiguar cómo bacterias expuestas a radiación podían recuperarse con luz azul invisible.
Ciencia