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Ensenada y Lago Chapo a cinco meses de la erupción del Calbuco

REALIDADES DISTINTAS. Mientras la ceniza sigue cubriendo gran parte de la turística villa de Puerto Varas y sus vecinos reclaman que la ayuda ha sido insuficiente, en la cara sur del macizo (la más afectada por los lahares) la recuperación de la conectividad dejó en evidencia un cambio en la coloración de las aguas del lago ubicado a 42 kilómetros de Puerto Montt.
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Hace exactamente cinco meses, el 22 de abril, la columna eruptiva del volcán Calbuco, con sus 15 kilómetros de altura, sorprendió a Puerto Montt y Puerto Varas. Tras 43 años sin actividad evidente, el gigante de más de 2 mil metros de altitud despertó, generando un operativo de evacuación en un radio de 20 kilómetros.

La caída de piroclastos emanados del volcán cubrió una extensa zona de Ensenada y acumuló cenizas en importantes cauces como los ríos Pescado y Tepú que llegan al Lago Llanquihue, mientras que en la cara sur del macizo los sectores de Correntoso, Río Blanco y Lago Chapo sufrieron el descenso de lahares volcánicos tras el segundo pulso eruptivo, los que arrasaron dos viaductos.

Actualmente ya se ha recuperado la conectividad con esos puntos de la comuna de Puerto Montt, con la instalación de dos puentes. Uno sobre el Río Blanco y otro sobre el Río Tronador, facilitando la llegada de visitantes a la "zona cero".

"Desde que se instalaron los puentes el 10 de septiembre, hemos recibido un importante flujo de turistas, los que llegan cada fin de semana a ver los efectos del volcán Calbuco, la cumbre del macizo que está totalmente nevada y la fumarola que presenta en el cráter", cuenta la presidenta de la junta de vecinos de Lago Chapo, Susana Gómez.

Precisamente, durante este fin de semana largo de Fiestas Patrias, centenares de automóviles llegaron a las orillas del lago Chapo, evidenciando sus ocupantes un cambio en la coloración de las aguas.

"El Lago cambió su color debido a la suspensión de cenizas en sus aguas, tomando un tono turquesa", precisó la dirigente vecinal. La apreciación de la líder de la comunidad es confirmada por Orlando Miranda, encargado regional de aguas de la Seremi de Salud de Los Lagos.

"No hemos realizado análisis respecto al cambio del color del lago, pero esta misma situación en la que se observa un cambio de la coloración a un tono turquesa la hemos observado en otros lagos tras una erupción volcánica, como es el caso de la laguna Espejo en Futaleufú y el lago Yelcho, los que mostraron el fenómeno en 2008 luego que el Chaitén emitiera una importante columna de cenizas", explicó el experto.

En la misma línea, Sofía Torres, jefa del departamento de acción sanitaria de la Seremi de Salud, descartó la contaminación del espacio lacustre distante a 42 kilómetros al Este de Puerto Montt.

"Hemos levantado muestras encontrando concentraciones relativamente bajas de bacterias fecales, tomando en cuenta que son aguas superficiales no tratadas. En los aspectos fisicoquímicos no hemos encontrado contaminación relacionada con la erupción volcánica", indicó la profesional, agregando que si el agua se consume hervida o clorada no presenta riesgo para los humanos.

La información respecto a la calidad del líquido es fundamental para las comunidades de Río Blanco y Lago Chapo, ya que no cuentan con sistemas de agua potable rural y se abastecen de pozos. "Por ello y para conocer sus efectos en la salud humana y en los animales solicitamos un muestreo de aguas", detalló Susana Gómez.

Limpieza del lago

Los aluviones volcánicos, que arrasaron una piscicultura de la empresa Marine Harvest y viviendas del sector Río Blanco transportaron una gran cantidad de poliestireno expandido (plumavit) a los ríos tributarios del Chapo, generando una gigantesca "isla" blanca sobre el cuerpo de agua. A cinco meses de la erupción, la mancha ha desaparecido desde su orilla suroeste, que es el punto por donde llega el camino público.

"Parte del material fue recogido por mujeres que trabajan en los planes de absorción de mano de obra que se implementaron por la emergencia. El resto de los contaminantes se disipó por el efecto de los vientos, quedando en sectores sin acceso de caminos como Punta la Cabeza y el Estero Pitote, hacia el sector noreste del lago", sostuvo la presidenta de la junta de vecinos de la localidad.

Desde Marine Harvest informaron que desde que un lahar arrasara con las instalaciones de la Piscicultura Río Blanco, han realizado más de una decena de operativos de recuperación de materiales y escombros.

En el sector lacustre agregaron que "durante varios días personal de Marine Harvest junto a la empresa contratista Lagos del Sur, (con el apoyo de embarcaciones profesionales) limpiaron la ribera del Lago Chapo desde el sector de ingreso del Río Blanco hasta Canutillar, retirando más de 55 metros cúbicos de desechos, principalmente aislantes y plásticos".

A los cambios paisajísticos logrados por las medidas de mitigación, se agrega además el alza en las aguas del lago.

De acuerdo a las mediciones realizadas por el Centro de Despacho Económico de Carga del Sistema Interconectado Central (Cedec-Sic) ayer el nivel se encontraba en 235 metros, 11 metros más que el alcanzado el 20 de mayo, cuando presentaba escasos 224 metros. Todo ello aún cuando la central hidroeléctrica Canutillar ha seguido funcionando de manera normal, según informó la generadora Colbún.

La realidad de Ensenada

La situación que viven los vecinos de Ensenada parece ser menos alentadora.

"Trabajé más de 30 años para tener mi propia casa, y en unas horas, perdí todo" comenta Riolinda Sánchez, mientras se le llenan los ojos de lágrimas.

Riolinda vivía en el barrio Los Arrayanes, uno de los más afectados por la erupción. Está ubicado en el Km. 49,6 y desde el portón (que apenas se mantiene erguido) la vista es desoladora. Toneladas de arena volcánica cubren lo que era un jardín y los pedazos de madera y chapas que aún esparcidos por el patio; dejan ver que la furia del Calbuco arrasó sin discriminar.

Los vestigios de la casa, forman un paisaje gris junto a tanta arena esparcida por todos lados, y el prado ya no está, lo cubren 30 centímetros de material piroclástico que tras 150 días después de la erupción sigue en el mismo lugar.

Los lugareños, cuentan además que en un principio, las máquinas contratadas por el municipio trabajaban incansablemente recogiendo los residuos del Calbuco; en especial a un costado de la ruta y en los lugares "más visibles", y que en los interiores de Ensenada sólo abrían camino, dejando la arena en los lados. Este trabajo llegó a su fin, cuando las horas que se les había pagado a los operarios se acabaron.

"Ahora, quienes quieran sacar la arena, tienen que contratar la máquina, que sale alrededor de 20 mil pesos la hora, y además arrendar un camión para transportarla, ya que los botaderos están llenos. En esta zona, además todavía hay gente que no tiene agua, la buscan de unos tanques que traen todos los días hasta que solucionan el problema, pero ya pasó mucho tiempo y faltan respuestas, la ayuda llegó rápido, y se fue rápido también", explica Roxana Rehbein, otras de las vecinas afectadas quien además realizó críticas a la forma en la que se distribuyó el apoyo humanitario por parte de las autoridades durante la emergencia, el que a su juicio "estuvo mal repartido".

20 mil pesos cuesta una hora de trabajo de la maquinaria pesada, que requieren los vecinos de Ensenada para retirar la ceniza que cubren los sitios donde tienen sus viviendas.

55 metros cúbicos de aislantes y plásticos retiró la empresa Marine Harvest desde la ribera del lago Chapo, entre la desembocadura del río Blanco y la entrada de la central de Canutillar.

42 kilómetros de distancia hay entre Puerto Montt y el Lago Chapo, cuenca andina que tiene una superficie de 55 kilómetros cuadrados, que se encuentra a los pies del volcán Calbuco.