Monopoly del despojo
El reciente informe evacuado por la Comisión Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones después de un año y medio de arduo trabajo, probablemente es la consecuencia lógica de una cosmovisión alejada peligrosamente del bienestar del ser humano, imperante en nuestra sociedad chilensis desde hace más de 30 años producto del patrocinio de sangre y fuego de las fuerzas armadas y el auspicio de la oligarquía de civiles conservadores, ultraconservadores y derechamente fascistas de aquella época.
Es curioso que un tema que atañe transversalmente a toda la sociedad "económicamente activa", haya sido debatido y analizado por una comisión de 24 profesionales técnicamente muy calificados, 19 de los cuales correspondan a economistas, abogados o del mundo empresarial. Es preocupante que las 58 medidas propuestas por la Comisión se enmarquen dentro de las "Reglas del Juego" impuestas hace más de 30 años. Es notable que de los 24 comisionados solamente un extranjero no adscribió al actual modelo de pensiones, mientras que el resto consideró pertinente sugerir modificaciones al actual sistema que no aseguran el éxito de las mismas. ¿Es que la dignidad y la solidaridad son conceptos tan devaluados en nuestro país, que pueden ser reivindicados solamente bajo los paradigmas del mercado neoliberal y considerando criterios de "realismo sin renuncia"? Al parecer la Comisión cree que sí.
Cuando era niño jugaba de vez en cuando con amigos o hermanas el juego de salón "La Gran Capital", que es la versión arcaica de la actual franquicia "Monopoly". Fueron mis primeras y únicas incursiones en el mundo del capital, de las inversiones y de las ganancias o pérdidas derivadas de la especulación de cartón. Nuestro actual sistema de Pensiones es como aquel juego de salón, donde los únicos que pierden son aquellos que ponemos el dinero, sin llegar a tener nunca la posibilidad de tirar los dados. Las recomendaciones de la comisión pretenden agregar algunos casilleros nuevos al tablero. Pero los dueños de los dados siguen siendo los mismos de siempre.
Marcelo Saavedra P.
Derecho a réplica
En la página 3 del "Domingo" (13 de septiembre) se titula uno de sus apuntes con un despectivo "volvieron las banderitas de la diputada", para luego en la explicación ahondar en la apática tesis del oportunismo político/electoral.
Al respecto quisiera aclarar que las "banderitas de la diputada" no pueden haber vuelto, en circunstancias que jamás se han ido desde que soy diputada. Como se reconoce entrelíneas en el apunte, hace muchos años que hago entrega de un saludo de Fiestas Patrias en las actividades públicas, sea o no año de campaña política, por lo que sólo me resta manifestar una vez más mi frustración por el tratamiento que dan a mis acciones.
Es lícita y válida la crítica política. Incluso, el rechazar que entregue estas banderas. Pero decir que utilizo estas fiestas patrias como oportunidad electoral sabiendo que es una acción que hago siempre y, por último, a dos años de las próximas elecciones parlamentarias, es un agravio que no puedo dejar pasar.
Marisol Turres, diputada distrito 57.
Reforma Laboral
La discusión acerca de la reforma laboral, hace pensar que no se tiene confianza en la madurez y cordura de los trabajadores y sus organizaciones sindicales. No hay duda que ellos defenderán su fuente de trabajo y saben el extremo de sus exigencias antes que los productos lleguen a precios poco competitivos en el ámbito nacional e internacional. Pareciera que a lo que realmente se le tiene desconfianza es a la huelga de origen político proselitista que desvirtúa las demandas salariales y laborales cuando la elección de los representantes del sindicato obedece a partidos políticos e ideologías, más que a los intereses de los sindicalizados y la empresa. El problema se agudiza en las organizaciones de servicio del estado, donde en su mayoría no se puede medir la utilidad contable y no importa el malestar de las personas que pagaron sus impuestos para obtener esos servicios. La reforma debe considerar acciones legales para detener huelgas de intereses políticos partidistas ideologizados.
Sebastián Espíndola Yáñez.
Adiós "Gurú"
Uno puede o no estar de acuerdo con las formas con que Eduardo Bonvallet vivía su forma de ser comentarista deportivo. Sin embargo, su carácter, su ímpetu y su valentía -en contra de corruptos que dirigían nuestro deporte- permitió tener hoy una actividad un poco más limpia. El éxito actual de La Roja tiene varios artífices, uno de ellos es el "Gurú", que cambió desde las bases la personalidad con que el futbolista chileno se enfrentó al mundo. Hoy somos campeones de América. Todos somos campeones de América, pero creo que Bonvallet un poco más. Gracias Eduardo.
Alberto Arancibia.