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Trapero y Vigas representarán a los latinos en Venecia

festival. En la sección de cine independiente se exhibirá "La Memoria del Agua", de Matías Bize.

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El argentino Pablo Trapero y el venezolano Lorenzo Vigas serán los representantes latinoamericanos en la competición de la 72 Mostra de Venecia, que además tendrá a Alfonso Cuarón como presidente del jurado y nombres como los de Matías Bize o Rodrigo Plá en secciones paralelas.

Trapero regresa a Venecia, donde presentó en 1999 su ópera prima, "Mundo grúa", para competir esta vez por el León de Oro con "El Clan".

Protagonizada por Guillermo Francella y Peter Lanzani, cuenta la historia de la familia de los Puccio, dedicada al secuestro y asesinato en los años ochenta.

La película de Trapero competirá con otros 20 trabajos, dirigidos por nombres como Tom Hooper, Charlie Kaufman, Alexander Sokurov o Laurie Anderson, y también con el venezolano Lorenzo Vigas, que debuta en Venecia con su ópera prima, "Desde allá".

La producción mexicano-venezolana cuenta con Alfredo Castro y Luis Silva y que retrata una Caracas convulsa.

La presencia latinoamericana en la 72 edición de Venecia se completa con dos películas en la sección autónoma "Giornate degli autori-Venice Days" (cine independiente).

Por un lado "La memoria del agua", del chileno Matías Bize, una coproducción de España, Argentina y Alemania, protagonizada por la española Elena Anaya y por Benjamín Vicuña, que interpretan a un matrimonio que trata de superar la muerte de su hijo, de cuatro años.

Fuera de concurso se exhibirá "La calle de la amargura", el último trabajo del mexicano Arturo Ripstein.

Galardón El máximo premio del Festival es el León de Oro (Leone d'Oro), que el jurado concede a la mejor película.

Trayectoria Es el festival de cine más antiguo del mundo. Su primera edición se realizó en 1932 y es un evento "clase A".

Evento La 72 Mostra de Venecia tendrá al mexicano Alfonso Cuarón como presidente del jurado este año.

"El Marciano": las claves de un best seller y su paso a la pantalla grande

cine. El relato trata de un astronauta que se debate entre echarse a morir o intentar ser rescatado. En Marte.
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redaccion@mediosregionales.cl

Imagine a un astronauta que es abandonado en Marte, luego que fue dado por muerto tras una violenta tormenta de arena que obliga a sus compañeros de tripulación a dejar precipitadamente el planeta. De ahí en adelante el relato, en clave de ciencia ficción, sigue las peripecias que vive el astronauta Mark Watney, quien frente a la opción de abandonarse a su fatalidad y morir, o buscar una manera de que lo rescaten, opta por esta última

Ese es el argumento de "El Marciano", primera novela del estadounidense Andy Weir que fue publicada al español en noviembre de 2014 por la colección Nova de Ediciones B.

Todo un fenómeno editorial que ya lleva tres ediciones en nuestro idioma y ha sido publicada en 28 países. Con medio millón de lectores en Estados Unidos a la fecha, este 2 de octubre estrena en ese país "Misión rescate", la película basada en el libro protagonizada por Matt Damon y dirigida por Ridley Scott.

AUTOPUBLICADA

En 2011, el hasta entonces desconocido ingeniero estadounidense Andy Weir publicó online y por capítulos "The martian", una novela que había comenzado a dar forma en 2009.

Debido al éxito que tuvo la puso en Kindle al precio mínimo, US$ 0,99.

Subió como la espuma y en tres meses vendió 35 mil copias. Las editoriales posaron sus ojos en ella y Weir vendió los derechos a la editorial Crown en febrero de 2013.

La narración de la novela recae principalmente en las entradas del diario de vida que mantiene el protagonista, Mark Watney, un botánico e ingeniero mecánico que reconoce sin tapujos una ineludible naturaleza nerd que va explicitando a lo largo del relato.

Desde confesiones en las que admite que en la universidad jugaba "Calabozos y Dragones" y odiaba a sus compañeros hippies, a su respeto por la celebración del Día de Acción de Gracias, el protagonista delinea un temperamento bonachón y pragmático, no cediendo a la desesperación ni a los reclamos existencialistas de cualquier otro menos de ánimo templado.

Watney es un científico las 24 horas del día, que maneja el agua y el fuego, que maldice a la termodinámica y la entropía pero nunca al destino o Dios.

Para no enloquecer, comienza una tenaz rutina de mantenimiento de lo que queda de su campamento, esperanzado de que encontrará la forma de volver a la Tierra. Su devenir en la absoluta soledad marciana lo destina a solucionar los diversos problemas que lo acechan, poniendo a trabajar sus neuronas, sorteando con humor la sobrevivencia en base a papas y agua.

Hay quienes encuentran que "El marciano" abusa del detalle cuando explica maniobras o fenómenos científicos; por cierto abundan los cálculos matemáticos que casi retan a tomar papel y lápiz y comprobarlos.

Pero la voz del protagonista suena honrada cuando comenta "el majestuoso ciclo natural" que reflejan las cosechas que logra, su infantil vanidad de ser "el rey de Marte" o bien cuando los días se vuelven cientos y lo gana la nostalgia de una conversación.

Como buen hijo de Estados Unidos, Mark Watney es un agrimensor y colono en potencia, feliz de nombrar los nuevos valles y planicies que descubre.

Cada tanto, el astronauta debe acudir a los más rudimentarios y maravillosos inventos humanos: hacer una cuerda, guiarse por las estrellas, fabricar una rampa, una brújula o un sextante.

Laborioso pasa el tiempo, escuchando "Staying alive" de los Bee Gees y bendiciendo a la cinta aislante que funciona en cualquier parte, incluso en Marte.

"La vida es asombrosamente tenaz. Se resiste a morir como yo", admite el protagonista cuando observa el comportamiento de unas bacterias. Cuando el silencio se instala, entre la niebla y los cráteres de Marte, Mark Watney se reconviene con un "basta de ponerse filosófico" y vuelve a su lucha por sobrevivir.