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Desde diciembre próximo vecinos de Alerce contarán con sucursal bancaria

Necesidad. Localidad con más de 60 mil habitantes tendrá uno de los servicios más anhelados. En septiembre se ha considerado colocación de primera piedra.
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La necesidad de contar con una entidad bancaria en la Ciudad Satélite de Alerce, es uno de los servicios más anhelados por la comunidad, cuya zona registra más de 60 mil habitantes en dicho sector de Puerto Montt.

La petición de los residentes de este punto se hará realidad en diciembre próximo, porque el Banco Estado confirmó que abrirán una sucursal. Fue el alcalde Gervoy Paredes, junto a la subgerente regional del Banco Estado, Ximena Faber, quienes confirmaron esta iniciativa.

La colocación de la primera piedra de lo que será la sucursal bancaria está contemplada para el próximo lunes 7 de septiembre.

Las nuevas instalaciones estarán dotadas de cajas pagadoras, cajeros automáticos y todos los servicios financieros necesarios para la comunidad alercina.

Paredes destacó que se le está dando cumplimiento a un compromiso adquirido por la administración municipal con todo Alerce. "Este es un compromiso más que estamos cumpliendo con la gente de este populoso sector de Puerto Montt. Los dirigentes sociales de Alerce nos pedían a gritos que debía haber una sucursal con cajeros automáticos, ya que a la fecha tenemos problema con aquello. Los plazos se están cumpliendo, ya se cerró el terreno para el comienzo de las obras y calculamos que en diciembre o enero esta sucursal del Banco Estado estaría lista para comenzar a atender", aseveró.

OBRAS

Ximena Faber, subgerente regional del Banco Estado, sostuvo que ya habían comenzado con las primeras obras que tal vez no se han visto mucho, "pero ya en los próximos días se verá la señalética que dirá que se construye una sucursal del Banco Estado. Esperamos atender a toda la comunidad de Alerce, que son alrededor de 60 mil habitantes, así que creemos que es una gran oportunidad y una gran alegría para toda la gente que vive en este importante sector", anotó.

El terreno donde estará la sucursal fue entregada en comodato por 20 años, tras ser aprobado por el Concejo Municipal.

Matrimonio de población Modelo celebra 70 años de historia de amor

Festejo. Sus ocho hijos le celebrarán las Bodas de Titanio con una fiesta en el Club Alemán en reconocimiento a su ejemplo de trabajo, unión, esfuerzo y por sobre todo mucho cariño.
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mirta.vega@diariollanquihue.cl

Celebrar hoy día Bodas de Oro es un acontecimiento histórico familiar, pero llegar a las de Titanio, es sin lugar a duda una epopeya, casi una leyenda.

Es el caso de la pareja formada por Lidia Alvarado Bustamante y Tomás Soto González, que hace 55 años residen en población Modelo. Ellos están celebrando 70 años de matrimonio, hazaña que fundamentaron en la unión, sobre la base de un proyecto de amor, de valores inculcados en sus respectivos hogares, basados en el respeto, el cariño y la tolerancia.

Un ejemplo de vida, no sólo para sus hijos y nietos, sino para una generación que hoy asume con grandes dificultades los problemas que genera - en muchos casos- la conviviencia en pareja.

"Lo que pasa es que antiguamente el hombre exigía que la mujer fuera virgen y hoy no importa eso; ahora la mujer está con uno y después con otro, entonces luego vienen los problemas", dice Lidia al explicar los componentes de la buena y sana conviviencia.

Se conocieron en Aysén, donde Tomás, luego de egresar en 1944 de la Escuela Agrícola de Ancud, se fue a trabajar a la zona austral con un compañero de curso. Este lo invita a visitar a unos tíos que tenían una sola hija, Lidia. "Allí el amor comenzó con las primeras miradas", cuenta Lidia, mientras su esposo asegura que no tenía ningún interés de pololear. "Había tantas niñas en Ancud (por la escuela Normal) y yo tenía novia, pero Lidia era tan generosa que me fue agarrando", recuerda Tomás.

Su historia está llena de matices hermosos, pero también tristes, ya que de 12 hijos, cuatro fallecieron por diferentes enfermedades, entre ellas, la polio, al estar lejos de centros médicos adecuados.

Los padres de Lidia -que había nacido en Curaco de Vélez- decidieron a fines de la década de 1930 ir a colonizar a Aysén, donde compraron tierras para darle una buena educación a su hija. Ellos tenían su futuro armado, su ilusión era otra. La única hija se iría a estudiar a Ancud para ser profesora. "Pero, el amor ganó", dice al recordar que tenía poco más de 15 años cuando decidieron casarse. Los padres la dejaron, porque no querían destinos torcidos para su única hija.

"Es que había mucho amor", por lo que le inculcó a sus hijos y también a sus nietos "que no se casen si no hay amor".

Pero junto con este sentimiento, asegura que la pareja tiene que resistir a todos los embates, "porque no todo es fácil, hay momentos de enfermedades, de pobreza, de bueno y malo. Y ahí tienen que estar unidos, conversar y nunca decirse las cosas discutiendo o peleando. Se pueden decir las cosas con cariño y no pelear".

Él cuenta que incluso vivía sus momentos de recreación con los amigos. "Pero nunca le dije nada cuando llegaba tarde, porque él llegaba tranquilo", relata ella. "El matrimonio estima que cuando las cosas molestan y no son importantes hay que callar. ¿Pero cómo callar en estos tiempos en que todos creemos tener la razón? Hay que aprender a callar no más y eso se puede cuando hay amor", dicen ambos.

Lidia sigue a la gente joven, es de espíritu jovial y por eso sabe también que el mundo está muy cambiado. Cree que el problema radica en la infancia de cada uno, porque las mujeres hoy trabajan y dejan a los niños al cuidado de otros, "entonces se crian sin amor".

"Imagínese cómo trabajaba yo en la casa, cuidando a cada uno, haciendo todo para ahorrar dinero. Después teníamos que financiar a tres, dos hijos, en la universidad y mi marido que se tuvo que ir a estudiar también a la universidad. Así y todo, yo crié, yo goberné a mis hijos, fui educadora, les enseñé a trabajar, a respetar y amar y de eso estoy agradecida", comenta.

El matrimonio tuvo tres hijos profesores al igual que el padre, que llegó a ser docente en la escuela agrícola de Puerto Varas y director de la escuela Agrícola de Osorno, entre otras ciudades.

Tienen dos hijas radicadas en el extranjero, que los han invitado a conocer varios países. La celebración será la próxima semana en el Club Alemán de esta ciudad y además de sus ocho hijos estarán 21 nietos y 10 bisnietos, amigos y algunos vecinos.