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Un importante aumento anotan los permisos de residencia para extranjeros

PUERTO MONTT. Datos de la Oficina de Extranjería de la Gobernación Provincial dan cuenta de ello. Conozca el relato de dos de ellos, cómo se adaptaron, cómo nos ven y cuáles son sus proyecciones.
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erwin.schnaidt@diariollanquihue.cl

En forma exponencial ha venido creciendo la presencia de extranjeros en la provincia, según revela un informe de la Oficina de Extranjería de la Gobernación Provincial.

De hecho, si en 2005 había 259 residencias otorgadas, en 2014 se extendieron 411 , con un total acumulado desde esa fecha de 3 mil 401 documentos que se traducen en la misma cantidad de extranjeros que viven en la zona.

La mayoría de ellos corresponde a colombianos (889), peruanos (430) y argentinos (407), con un crecimiento importante de ecuatorianos (185).

¿QUIÉNES SON?

La encargada de esa Oficina en la Gobernación Provincial de Llanquihue, Gladys Barría, detalló que hasta mayo pasado habían otorgado 62 permisos de permanencia definitiva para extranjeros.

"Muchos de ellos son profesionales de la salud (médicos y dentistas) que necesitan ese documento para optar a cursos y becas de perfeccionamiento. Antes había hartas solicitudes de ecuatorianos, pero este último tiempo ha aumentado la solicitud de colombianos", argumentó la funcionaria.

Respecto de la permanencia en Puerto Montt de ciudadanos ecuatorianos, Gladys Barría expuso que muchos de ellos son artesanos. "Son todos jóvenes, que ingresaron con visa de trabajo, con un proyecto establecido de inversión. Pero salen a la calle a vender", comentó.

LLEGÓ A ESTUDIAR

Si en 2005 había 51 residentes colombianos registrados en la Oficina de Extranjería de la Gobernación Provincial, hoy ese número es mucho más significativo y llega a los 159 colombianos con residencia en Llanquihue.

Uno de ellos es John Dayner Bedoya (38), propietario de un local de comida típica colombiana, en calle Lota al llegar a Benavente, en el que se estableció después de un largo peregrinar que inició en 2002, cuando llegó accediendo a una invitación de familiares que estaban radicados como comerciantes en Puerto Montt.

"Llegué a estudiar. Hice un año de Tecnología en Sonido. Paralicé la carrera, porque me dediqué a otros pitutos", dijo.

Pero, retornó a Colombia, donde no le fue bien y resolvió regresar a Puerto Montt, donde se dedicó a la gastronomía. "Lo vi como oportunidad. En ese tiempo no había cómo conseguir una empanada colombiana, pasteles de pollo, un jugo. Así que me dediqué a vender colaciones en forma ambulante", recordó.

Ante el éxito de su emprendimiento, se instaló con un humilde local comercial. Fue creciendo y habilitó un segundo, un restaurante en calle San Martín, donde no tuvo los resultados esperados. Así que volvió a su primer local, el que también abandonó, porque vendieron la galería en la que estaba ubicado. Por eso resolvió volver al origen. Pero quería más y dio un salto a Santiago para vender salmones.

Los resultados no le acompañaron, así que otra vez se vino a Puerto Montt, donde tras vender ceviches y empanadas, hace 7 meses abrió el restaurante que administra en la actualidad. "Siempre me han tratado bien y yo muy agradecido de la ciudad, de la gente, de mis clientes. Es curioso, pero son más chilenos que colombianos los que vienen", reconoció.

Bedoya expuso que "uno al ser extranjero, se imagina que lo van a discriminar, a mirar en menos. Pero, al contrario, he recibido un grato ambiente, no sólo a la persona, sino a lo que hago", sostuvo. Luego de 13 años, dijo que tiene una pareja chilena, con quien tiene planes de matrimonio "y ya quedarme, aunque voy a ser colombiano hasta que muera. Aunque me gustaría traer a la familia que tengo allá y, por si le gusta, que se quede", afirmó.

"Yo me proyecto acá. El grupo que a uno lo conoce, está acá. Cuando he ido a Colombia, llego como un extraño. La vida da muchas vueltas. Pero Chile es un país muy acogedor para el extranjero", manifestó.

A BAILAR...

Desde Túnez, en África; a Chile, en Sudamérica. Ese es el cambio que hizo Assef Elweter (30), fotógrafo profesional, quien a través de internet conoció y se enamoró de una puertomontina, con quien se casó y se vino a vivir a la capital de Los Lagos, para dejar atrás a su natal Monastir.

"Ella vivió en mi país dos años. Y decidimos venirnos cuando ella quedó embarazada, en medio de una revolución y de un breve gobierno democrático. La economía bajó y como artista no tuve suerte en mi país. Entonces, ella me dijo que nos viniéramos y aquí encontré más oportunidades", relató.

Tras dos años y nueve meses, hoy trabaja en una Academia de Danza, ofrece clases de idioma y realiza sesiones fotográficas para una discoteca.

Recuerda que al comienzo fue difícil, "por el clima y porque no hablaba español, que aprendí acá, hablando con la gente". Tras superar la barrera idiomática, Assef se acomodó al sistema nacional. "Me ha gustado mucho Chile y quiero quedarme acá por siempre. El país es lindo y me han tratado muy bien", remarcó.

Sobre sus expectativas, reconoció que "quiero ser feliz. En mi opinión, una persona feliz es quien gana plata en la cosa que le gusta. Quiero usar acá mi talento y mis capacidades para ganar plata. No quiero obtener dinero haciendo lo que no me interesa", sostiene.

En cuanto a sus proyecciones, afirmó que "soy ambicioso. Vine para mejorar mi vida. Tenemos una hija (Sahar) de dos años y mis expectativas están dirigidas hacia ella", dijo.

Sobre el trato que ha recibido en el país, dijo que "siempre le digo a mis amigos: en Chile nunca me sentí extranjero, sino como chileno que habla mal español", resumió.