Madre recuerda últimas horas de niño que murió por hantavirus
CRONOLOGÍA. En un emotivo relato, repasó los agónicos eventos que antecedieron el fallecimiento del estudiante y deportista de 13 años. Su progenitora asegura que hubo errores y desatención, por lo que anticipa acciones judiciales. En la Clínica Universitaria revelaron que instruyeron un sumario interno.
erwin.schnaidt@diariollanquihue.cl
Joaquín Rosas Collado era un niño de 13 años, amante del deporte, especialmente del básquetbol.
Cursaba 8° básico en el Colegio San Francisco Javier de Puerto Montt, donde lo recuerdan como "inteligente y muy querido". Pero, extrañamente enfermó y en unos pocos días su condición empeoró a tal extremo, que falleció el pasado domingo 21 de junio, por un síndrome cardiopulmonar, asociado a hantavirus.
Su madre, Roxana Collado, cree que el adolescente adquirió el virus durante un paseo a una zona de trekking en las inmediaciones del colegio, luego de haber asistido a una fiesta de cumpleaños de uno de sus compañeros de curso.
En un emotivo repaso de los días previos a este fatal desenlace, Roxana repasa que las primeras señales surgieron el martes 16, cuando sintió dolores en sus piernas y la noche la pasó con fiebre; al día siguiente, ambos fueron a la Clínica Universitaria porque "la fiebre era de 39,8° y no había forma de bajarla. La doctora que lo atendió me dijo que era un problema viral y me recomendó que si seguía con fiebre, que lo llevara nuevamente".
Lejos de mejorar, su condición se mantuvo y empeoró. El jueves 18, fueron nuevamente a ese centro asistencial, donde otra doctora tampoco advirtió su crítico estado y estimó que podría ser sinusitis. "Ella me dijo que a lo mejor la polola le pegó los bichos. Le respondí que mi hijo no pololeaba. Y ella me respondió: eso es lo que cree usted", aseguró.
LO INTERNAN
Como ningún tratamiento ni medicamento prescrito surtía efecto, Roxana y Joaquín nuevamente visitaron esa clínica el sábado 20 de junio.
"Fui a Urgencia y no había pediatra estable. Entonces me derivaron con el médico de turno, quien ordenó de inmediato tomar exámenes, porque mantener fiebre durante tantos días no es normal, me dijo. Descartaron la influenza, pero insistí en que su problema estaba en los pulmones. Así lo enviaron a rayos y al traer los resultados, me anunció que lo iban a hospitalizar", recordó.
En ese momento se asignó otro médico pediatra para su seguimiento, que incluyó suministrar suero y oxígeno.
COMIENZA LA CRISIS
Roxana Collado aseguró que en la madrugada del domingo se inició la agonía.
A las 3 horas de ese día, sostuvo, Joaquín experimentó una descompensación.
"Llamaron al médico tratante a su domicilio y llegó a las tres y media. Ordenó aplicar paracetamol , pero no bajó la fiebre. Dispuso un antipirético y cuando comprobaron que no funcionó, lo cambiaron por otro. Después le puso corticoides y dos antibióticos. Atendió a mi hijo, pero le dio poca importancia", reclamó la mujer.
Reconoció que en ese momento el médico pidió el traslado al hospital, pero "dijo que tenía una bacteria microplasma, es de una neumonía. Entonces, por supuesto que no le hicieron un cupo, ya que él nunca dijo que estaba grave".
Aseguró que a las siete de la mañana Joaquín tuvo una segunda descompensación.
"Lo llamaron, pero no vino. A esa hora llamé a un doctor de Puerto Varas, quien me dijo que era virus Hanta, que estaba mal tratado y que consiguiera que lo llevaran a la UCI", sostuvo. Roxana Collado agregó que a las 7.30 horas llegó una doctora a la Clínica Universitaria, quien fue informada por una enfermera que el niño tenía hantavirus.
"La doctora me dijo que mi hijo estaba muy grave y me pidió que llamara inmediatamente a su médico. A las ocho y media llegó otro médico, que me atendió el parto de Joaquín y le dije: tú me lo trajiste al mundo y tú me lo tienes que salvar. El corazón de mi hijo marcaba 140 latidos por minuto y se estaba asfixiando".
AL HOSPITAL
Afirmó que por protocolo ese profesional no podía intervenir en el paciente de otro médico, pero ante la gravedad de la situación resolvió actuar.
"Logró estabilizarlo y le abrieron otra vía para suministrar más suero. En ese lapso, llegó el doctor a cargo y le reprochó a la enfermera que pasaron a llevar sus indicaciones. Pero ella insistió y le pidió que consiguiera el traslado a la UCI del Hospital de Puerto Montt.
A las 11.45 salió la ambulancia desde la clínica. "En cinco minutos llegamos al hospital, donde hizo el otro infarto, con 150 latidos por minuto. Él nunca perdió el conocimiento".
"DÉJELO MORIR"
Destacó que una docena de personas se encargaron de atender a Joaquín: "Hicieron todo por él. Me paré a mirar los procedimientos que le hicieron. No me pudieron sacar y me paré a sus pies, mientras le hacían reanimación. Fueron 40 minutos..., y le grité: ¡Hijo, juega tu último partido de básquetbol. Lucha! Empezó a latir su corazón y me sacaron de la sala. Le pudieron un catéter en el corazón y empezaron a masajear. Era uno tras el otro".
Pero, una doctora a cargo pidió hablar con los padres. "¿Qué más podemos hacer por él? Tu hijo está casi muerto. ¿Qué dices tú?, me dijo. Entonces, le respondí: mi hijo no está casi muerto; mi hijo está muerto".
Aseguró que "lo vi morir. Sus ojos estaban vidriosos y no respondía. Ya no había caso. No había nada más que hacer. Así que le dije: déjelo morir tranquilo", admitió con profundo dolor.
Anunció que a pesar de estar todavía impactada, "lucharé para que ese médico jamás vuelva a atender un niño". Junto con anunciar el inicio de acciones judiciales contra el profesional, criticó que la clínica no posea UCI Pediátrica.
SUMARIO INTERNO
Mientras que el doctor Osvaldo Gasc, director médico de la Clínica Universitaria, anunció la realización de una auditoría, cuyos resultados serán derivados mañana a la Seremi de Salud.
Respecto de la situación del médico aludido, Gasc informó que "emocionalmente está impactado" y que solicitó hacer uso de sus vacaciones legales.
Sostuvo que en los casos de hantavirus, "la evolución es de este tipo. Se presenta como un cuadro infeccioso respiratorio (gripe), no distinto en los síntomas que se consultan en esta época, pero que después presentan un deterioro acelerado, como fue este tan lamentable caso".
Agregó que en las primeras consultas de Joaquín "no se diferenciaba de un cuadro gripal común".
Agregó que si bien "hay ciertos juicios que no puedo adelantar, por la confidencialidad de los datos clínicos", aseguró que "se hospitalizó al niño para estudiarlo" y que "no tenía requerimientos de oxígeno", lo que sólo fue necesario a medianoche. "Para eso, de madrugada concurrió el médico tratante y se intentó el traslado del paciente a un soporte de cuidados intensivos, que en la clínica no tenemos para esta edad. Lamentablemente, no se pudo verificar ese traslado".
Explicó que hay "guías ministeriales, que sugieren la conducta para tratar pacientes con síntomas inespecíficos", como derivarlos a centros que brinden soporte vital.
Consultado si se hizo lo adecuado, el director médico afirmó que "esa precisión todavía no la puedo entregar", mientras no se conozca el resultado de la auditoría.
"Cada vez que ocurren eventos adversos (resultados no favorables en la atención de salud), uno tiene que revisarlos, obtener lecciones e implementar mejoras", declaró.
El doctor Gasc insistió que una vez concluida la investigación se podrá determinar las acciones a seguir. "En una zona como la nuestra, habrá que extremar las medidas para, oportunamente, diagnosticar. Y sobre todo, optimizar en hacer más fluido el traslado de pacientes que requieran UCI o UTI Pediátrica".
En cuanto a la carencia de una UCI Pediátrica, dijo que el gran impedimento para ello es la falta de especialistas.
"Lo vi morir. Sus ojos estaban vidriosos y no respondía. Ya no había caso. No había nada más que hacer. Así que le dije: déjelo morir tranquilo".
madre de Joaquín.