Las historias de amor y esfuerzo de tres padres puertomontinos
Relatos. Un emprendedor; un feriante, que a través del fútbol ayuda a jóvenes a enmendar sus vidas, y el intendente Nofal Abud, que está a cargo de su hogar con tres hijos, dieron detalles de cómo ejercen la paternidad. A través de estas figuras, El Llanquihue brinda un sentido homenaje a los padres de nuestra Región de Los Lagos.
Hoy muchos darán un fuerte abrazo a su padre, y aquellos que ya no le tienen a su lado lo recordarán con cariño e incluso admiración.
Más allá de las características personales y únicas de los hombres que dan vida a sus hijos, hay algunos que por sus historias de esfuerzo, sencillez, entrega, amor y abnegación, sobresalen de lo común.
El Llanquihue, con el fin de homenajear a los padres de nuestra Región de Los Lagos, ha recogido tres de historias de hombres que han sacado adelante a sus familias, a hijos propios e incluso ajenos, esperando como recompensa sólo la sonrisa de un niño, el abrazo de un joven y la gratitud de un adulto.
Marco Antonio Hernández tuvo una infancia difícil en la comuna de Paine. "Crecí solo con mi mamá y no tener el apoyo de un padre cuando chico no fue fácil", cuenta.
Siempre ligado a actividades comerciales, llegó el año 2002 a la entonces Feria Presidente Ibáñez, para dedicarse al rubro de la frutas y las verduras, tiempo en que sólo sacaba adelante sus tres primeros hijos luego que su pareja dejara el hogar un año antes.
"Cuando llegué a Puerto Montt, vi que esta ciudad tenía las mismas necesidades que Paine cuando yo era niño, que había menores que andaban en la calle sin oportunidades ni modelos de vida que les permitan convertirse en hombres de bien", cuenta.
Con el apoyo de su hermano Emilio, y aportes de la misma feria, vieron la posibilidad de a través del deporte cambiar la vida de algunos adolescentes.
"Hace seis años que trabajamos hasta con 28 niños, de los cuales 15 se albergaron en mi casa, recibiendo alimentación e indumentaria deportiva, ya que funcionábamos como una escuela de fútbol. La idea era hacer un trabajo profundo para generar un cambio de verdad", precisa el hoy locatario de la feria de Lagunitas.
La alternativa comenzó a funcionar, y Hernández, a quien los menores llamaban "amigo loco", recuerda con cariño que "los mismos jóvenes comenzaron a llegar con otros niños. Álvaro, que hoy es detective y Emerson que hoy es pintor, trajeron a sus amigos. Teníamos niños de todo origen y condición social, algunos que dejaban la calle y los albergábamos, otros que tenían su hogar pero tenían problemas conductuales y también había niños que venían de familias bien constituidas. Nuestro objetivo era ayudar a los jóvenes, sin discriminar a nadie, y el fútbol era el medio".
Mientras sostiene en las manos una fotografía en la que se ve un grupo de adolescentes con uniforme rojo en una cancha de fútbol, con emoción cuenta que "un total de 26 niños que pasaron por nuestra escuela se probaron en clubes como la Universidad de Chile, Palestino, Osorno, Huachipato y Unión Española".
Para Marco Antonio Hernández, la paciencia y la tolerancia son fundamentales para sacar adelante una familia tan grande y diversa. "A ello se deben sumar reglas claras, como la obligación de estudiar y respeto a la disciplina, para que exista una buena convivencia entre todos", dijo.
Con 52 años, el feriante explica que la pérdida de una hija discapacitada fue el momento de su vida en el que decidió dedicar parte de sus esfuerzos para trabajar en ofrecer más oportunidades a los niños.
Padre y emprendedor
Daniel Perán es uno de los chilenos que se atrevió a emprender con el apoyo de Fondo Esperanza (FE). Padre de tres hijas, este alercino tiene un negocio de elaboración de artesanías en madera.
"Ya he cumplido gran parte de mis metas: dar empleo, principalmente a mujeres, y enseñar lo que hago. Contraté a personas que no sabían nada de este rubro y han aprendido. Además, mi trabajo está en todas las tiendas Paris", afirma contento y orgulloso. Para él, lo importante es seguir creciendo.
Hace siete años se dedica a la fabricación de artesanías en madera. Hasta hace poco, estuvo a toda máquina en la producción de cuatro mil palillos que están a la venta en tiendas del retail. "Somos de los artesanos más antiguos del sector", indica. Toda su vida está en la ciudad de Alerce, pero sus obras las reparte en Angelmó y en otras partes de la Provincia de Llanquihue.
A comienzo de 2014, una emprendedora del Banco Comunal (BC) "Delicias con perfume de mujer", lo invitó a sumarse y él aceptó. "Me dijo que necesitaban a alguien, así que lo hice", comenta. A lo que agrega: "Entré por necesidad económica, no tenía a dónde ir por financiamiento". Fue su oportunidad para potenciar su emprendimiento.
Daniel vive junto a sus tres hijas. Ellas son su mundo y su motor para seguir perseverando. Si bien trabaja alrededor de 16 horas al día, siempre se da un minuto para compartir con ellas. "El taller está al lado de mi casa, así que las veo y les dedico tiempo. Son buenas niñas y les va bien en el colegio", cuenta con emoción.
Pese a dormir entre cuatro a cinco horas, su ánimo y ganas no disminuyen. Cada una de las piezas que fabrica las realiza con el mismo entusiasmo. El fin es elaborarlas con la calidad que caracteriza su labor. Daniel es un hombre de esfuerzo, alegre y comprensivo. Por lo mismo, se convirtió en el presidente de su BC. "Estamos dando todo por el grupo, apoyando si alguien tiene dificultades. Me gusta ayudar y ponerme en el lugar del otro", señala.
Como microempresario, se describe como un gran luchador que da todo de sí. "Trabajo con ánimo, le pongo mucho empeño a todo lo que hago. Aunque la mayor fortaleza me la da Dios", manifiesta.
Por ahora, su objetivo es seguir trabajando y creciendo, tanto en lo personal como en lo laboral. Por ello, decidió terminar sus estudios y convertirse en ejemplo de lucha y superación.
Padre e intendente
El estar a la cabeza de la Región de Los Lagos no es una tarea fácil y el dirigir un hogar con tres niños tampoco. A diario, el intendente Nofal Abud intenta compatibilizar sus funciones, tanto como representante del Ejecutivo en la zona, como de padre separado que está a cargo de los hijos.
"Soy papá sólo entre comillas, porque ejerzo la paternidad inserto en una amplia red familiar de apoyo permanente en la que está mi madre y mi hermano", explicó.
La autoridad regional y padre de dos hijos de 14 y 12 años, y una hija menor de seis, precisó que "también está la importante presencia de la mamá de los niños, ya que ella los ve cuatro veces a la semana. Esto me ha permitido llevar el intenso ritmo del cargo".
Uno de los elementos que Abud intenta no alterar su rutina familiar es llevar a diario a sus hijos hasta el Colegio San Francisco Javier, el mismo plantel jesuita en que él se formó en su juventud.
"El traslado es el momento en que muchas veces conversamos varios temas durante la semana, ya que en la muchas veces llego a la casa después de las 21 horas. Las tardes del sábado son otra ocasión en que nos reunimos como familia", contó.
El intendente Abud también destacó el rol de "una colaboradora al interior de mi hogar, que nos acompaña puertas adentro, y que sin duda es un apoyo fundamental en nuestra familia".