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Cumbre del G7: Alemania se alista tras aviso de protestas

reunión. La extremas medidas de seguridad han implicado un presupuesto muy alto que ha generado debate.

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La preparación de Alemania para recibir el próximo fin de semana a la cumbre del G7 ha implicado presupuesto millonario que ha generado debate, además de extraordinarias medidas de seguridad ante las protestas convocadas.

La canciller Angela Merkel ultima esta semana los preparativos para recibir a los presidentes de EE.UU., Barack Obama; y Francia, François Hollande; y los primeros ministros de Reino Unido, David Cameron; Canadá, Stephen Harper; Japón, Shinzo Abe; e Italia, Matteo Renzi; junto a los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; y del Consejo, Donald Tusk. El Presidente ruso, Vladimir Putin, fue excluido de la cita, por su castigo por la supuesta agresión apoyada por el Kremlin en Ucrania.

Será una reunión de dos días y el Ejecutivo de Baviera, estado federado en el que está el castillo de Elmau, -que alojará a los mandatarios-, ha presupuestado unos US$ 141 millones para distintas cosas, desde la mejora de las infraestructuras en la región a la seguridad.

La polémica la comenzó esta semana la Asociación de Contribuyentes al calcular que la cita podría costar al Fisco unos US$392 millones, cifra que la Cancillería calificó de "especulativa" y explicó que su obligación es garantizar la seguridad de los asistentes.

La Policía anticipa que hasta diez mil personas se sumarán a las acciones de protesta convocadas por "Stop G7", un foro que agrupa a colectivos contrarios al poder de las siete potencias mundiales.

Las autoridades federales y las alemanas han diseñado un estricto dispositivo de seguridad en el que participarán más de 17 mil policías, apoyados por cerca de dos mil agentes austríacos.

Merkel aseguró el sábado que confía en que las manifestaciones de protesta convocadas sean "estrictamente pacíficas". En una entrevista con el diario Süddeutsche Zeitung, asume que siempre hay grupos que buscan "poner a prueba" a las fuerzas de seguridad.

La canciller defendió la importancia del encuentro y apunta a dos objetivos concretos: preparar la cumbre del clima que se celebrará en diciembre en París y diseñar una fórmula para afrontar crisis sanitarias globales, como la del ébola, con la creación de una fuerza de despliegue rápido de "cascos blancos".

La canciller descarta que la polémica del espionaje estadounidense en suelo alemán pueda empañar la reunión o las relaciones bilaterales. Además se mostró convencida de que el caso se aclarará y apostó por la colaboración de los servicios de inteligencia de dos países aliados pese a las críticas.

El último escándalo implica a los servicios secretos alemanes, que, según diversas informaciones periodísticas, habrían ayudado a EE.UU. a espiar a objetivos gubernamentales y empresariales europeos, asunto que estudia una comisión de investigación parlamentaria.

Mientras se cierran los últimos detalles de una complicada logística, las delegaciones trabajan en el documento que se aprobará en la cumbre, en la que por segundo año consecutivo no participará el presidente ruso, Vladimir Putin.