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Ceniza: el perro de Ensenada que se convirtió en militar en el despertar del volcán Calbuco

Famoso en redes sociales. Una increíble historia de amistad y afecto se forjó entre efectivos del Ejército y un can, que hoy forma parte del Regimiento Sangra, pero que en los próximos días dejará el uniforme para volver con su familia.

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Ceniza camina por el patio del Regimiento de Infantería Nº 12 Sangra como un efectivo más. El can, vistiendo su arnés y sus baleras, es parte de la unidad emplazada en Puerto Varas y que prestó apoyo a la zona afectada por la repentina erupción del volcán Calbuco, la que se inició la tarde del 22 de abril.

Originario de Ensenada, el perro se ganó el cariño de los soldados que a diario llegaban a la entonces zona de exclusión de 20 kilómetros, convirtiéndose no sólo en la mascota del regimiento, sino que además alcanzando la fama en las redes sociales y los medios internacionales que llegaron hasta los faldeos del macizo en actividad.

"Cuando prestábamos ayuda a la ciudadanía por el volcán, viajábamos a diario a Ensenada, y encontramos varios animales. Entre ellos estaba el Ceniza, que siempre se acercaba a nosotros y nos acompañaba en las actividades, en una actitud mansa buscando cariño. Fue especial, ya que el perro se acercó solo al regimiento, como si tuviera espíritu militar", cuenta el cabo 1º Carlos Krause, instructor de Ceniza, quien forma parte de la banda instrumental de la unidad.

Si bien en cada viaje el can recibía las caricias y alimentos de parte de los efectivos, un incidente marcó el destino del animal, que por las manchas de su pelaje "es como si anduviera con tenida de mimetismo", dicen en el Sangra.

"Estuvimos en contacto con él por cerca de una semana, y un día por poco se escapó de ser atropellado por las ruedas de un camión tolva de Vialidad. En ese instante, detuvimos el vehículo militar en el que nos transportábamos, un camión Mercedes Benz 1017, y lo subimos. De regreso de la zona de exclusión, en la noche, me lo llevé para la casa", cuenta el cabo 1º Krause.

Régimen de planta

Al igual que un efectivo de planta, el Ceniza aloja cotidianamente en su casa y llega cada mañana al cuartel para cumplir con su horario de servicio, incluso regresó a diario al sector donde fue rescatado, esta vez como parte de la ayuda humanitaria que desplegó el Ejército, incluso apoyando la evacuación de Ensenada durante el tercer pulso eruptivo.

"Tras ese trabajo varios medios internacionales pusieron los ojos en la relación entre Ceniza y nuestro regimiento. El perro incluso nos sirvió como relacionador público, facilitando la interacción con los jóvenes voluntarios de distintas instituciones civiles que llegaron a la zona a ayudar", explicó su instructor.

El comandante del regimiento, coronel Claudio Weber, precisó respecto a la llegada del perro al cuartel que "también hay un compromiso del Ejército por atender a estos animales que se alejaron de sus familias durante la emergencia, hablamos con el dueño del can que bautizamos Ceniza, y como se encontraba en un albergue nos solicitó si podíamos atender al animal acá en la unidad, donde fue acogido por la banda instrumental".

Si bien el oficial reconoce que se han generado muchos lazos con el perro, que ya cumplió más de un mes junto a los efectivos militares, aclaró que el destino del ejemplar es volver con su propietario cuando estén dadas las condiciones necesarias para su retorno a Ensenada.

"Estamos felices de haber apoyado a la comunidad, ya sea en la limpieza, o con actos de un alto contenido valórico como cuidar el perro de uno de nuestros vecinos. En definitiva, el Ceniza, igual que cualquier otro soldado, también se va a ir licenciado y esperamos que esté disponible cuando la Patria lo llame", dijo el coronel Weber.

La relación entre los perros y el Ejército de Chile no es nueva. En diversas unidades se utilizan estos animales, especialmente en las de montaña, donde ejemplares de la raza San Bernardo incluso desfilan en la Gran Parada Militar. En la literatura nacional también hay relatos de perros que han formado parte la institución. El autor Daniel Riquelme, en su cuento "El Perro del Regimiento", relata la historia de Coquimbo, un can callejero y abandonado que es adoptado por un grupo de soldados durante la Guerra del Pacífico, el que pasa a ser la mascota de la unidad.

Luis Toledo Mora

Licencian a soldados que prestaron ayuda humanitaria tras la erupción

Regimiento Sangra. En una emotiva ceremonia, el Ejército dio por finalizado el Servicio Militar de los jóvenes que apoyaron a la comunidad en la emergencia.
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En una emotiva ceremonia militar realizada ayer en el patio de honor del Regimiento Sangra, el Ejército despidió a los últimos 68 soldados que durante su Servicio Militar prestaron apoyo a la comunidad tras la erupción del volcán Calbuco.

Con la tradicional entrega de la libreta roja de licenciamiento, 58 varones y 10 mujeres pertenecientes al último tercio del contingente 2014, dejaron el cuartel de la unidad militar emplazada en la comuna de Puerto Varas. Estos soldados el 22 de abril se encontraban en instrucción en terreno en el predio de Río Pescado, a escasos cinco kilómetros del cráter, justo cuando el macizo inició su actividad eruptiva.

En el acto, en el que participaron los familiares de los efectivos licenciados, el soldado Ramón Beroíza hizo uso de la palabra en nombre de su promoción.

"Agradezco a los oficiales e instructores su enseñanza. Destacamos al Ejército y la Patria por entregarnos herramientas para hacer de nosotros hombres y mujeres de bien. Los soldados que hoy emprendemos el regreso a casa jamás olvidaremos que somos sangrinos y estaremos siempre dispuestos a volver si el clarín nos llama", dijo visiblemente emocionado antes de su partida del cuartel.

En su discurso el comandante del regimiento, coronel Claudio Weber, recordó que "hace más de un año recibimos a estos jóvenes, sus padres y madres que mostraban cierto nerviosismo por esta nueva etapa. Hoy queremos agradecer a estos soldados por su comportamiento excepcional, en especial por el apoyo brindado a la comunidad tras le erupción del volcán Calbuco".

El oficial también destacó que el Ejército cumplió con los jóvenes al permitirles nivelar sus estudios, recibir instrucción militar, mejorar sus capacidades física y recibir capacitación laboral.

"Hoy pueden enfrentar su futuro de una manera más vigorosa. Les quiero pedir a cada uno de ustedes que, tras su paso por este cuartel, sean embajadores de la labor que realiza el Ejército", dijo el coronel Weber.

No todos se van

Pero no todos los jóvenes licenciados ayer dejarán de vestir el uniforme del Ejército de Chile. Una veintena de ellos continuará formando parte del Regimiento Sangra, extendiendo su Servicio Militar por un año más de forma voluntaria.

"Van a seguir acá como soldados antiguos, período en el que aprovechan de seguir nivelando sus estudios, y al mismo tiempo pueden proyectarse en seguir una carrera militar", explicó a Diario El Llanquihue el comandante del Regimiento Sangra.