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Pickle: Un híbrido sonoro que limita con el rock y el rap

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Pickle es una banda que ya se ha mantenido por algunos años en la escena local mostrando su trabajo. Lo cierto es que estos jóvenes forman la banda en febrero del 2011 y partieron como un proyecto experimental basado en influencias provenientes del rap en el plano lírico y el rock en cuanto al aspecto sonoro. ¿El objetivo? Presentar una propuesta distinta, una especie de híbrido y extender ahí los estilos y géneros musicales predilectos de cada uno de los componentes del grupo.

"No nos encasillamos en ningún estilo específicamente. Con los distintos sabores que entrega la música queremos probar todos lo que tengamos al alcance, ya sea rap, funk, hardcore, metal, punk", explica Ricardo "Motta" Prado Duarte, encargado de las baterías. Lo acompañan Alejandro Barría al micrófono, Bernardo Oyarce al bajo y Camilo San Martín en la guitarra eléctrica.

Sobre el trasfondo conceptual que engloba la palabra que da nombre a este cuarteto, los integrantes explican que de alguna forma éste hace alusión a la "esencia rancia" que tiene cada persona. Pickle hace alusión en la jerga juvenil precisamente a los términos mencionados o, en otros términos, a quien se aleja de ciertos cánones establecidos y aceptados socialmente. "En general creemos que la sociedad busca refugiarse bajo ciertas apariencias aceptables por la masa", aduce Alejandro Barría.

Usualmente el público reacciona con rechazo y desagrado el nombre de la banda. Para los músicos, sin embargo, esto lleva a un absurdo porque es la música lo que, a su parecer, define el cuerpo conceptual construido y no a la inversa. "Podemos crear nuevos mundos en donde los conceptos pueden traer nuevos significados, nuevas formas de interpretar y así romper con las tradiciones", asegura Bernardo Oyarce.

Una fuerte convicción es también el hecho de que nos encontramos en era de anti poesía en la que el verso y la música tienen que revelar la más cruda esencia del humano y su miseria.

Desde ese punto de encuentro -o desencuentro, si se quiere- es que Pickle construye su discurso, el cual está basado en la crítica mordaz al comportamiento humano y el conformismo imperante en las sociedades posindustriales. Ahí está la búsqueda por un pensamiento reflexivo y autocrítico.

Ya han pasado por Osorno y su espacio de mayor desenvolvimiento artístico es la capital regional, lugar en el que han compartido escenario con gran cantidad de las bandas locales. Sobre esta escena reconocen interesantes exponentes y una gran variedad de géneros. Pero también hay una crítica hacia quienes desperdician su talento al interpretar temas que no son de su autoría bajo el concepto de "banda tributo", una discusión de fuerte controversia entre algunos músicos locales.

Hoy la prioridad de Pickle es ofrecer al público un registro profesional en un formato físico. "Sentimos que ya estamos en un buen nivel como banda. Tenemos compuesto bastante material para sacar un disco larga duración y experimentar con nuevos formatos para mostrar y difundir nuestra música", asegura el guitarrista Camilo San Martín. Ese es precisamente el plan más ambicioso de estos jóvenes músicos por ahora.

"El rosedal": entre el color, la historia y la miseria

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"El rosedal. El lugar de encuentro de los nadie" es el nombre de la exposición que el artista Francisco González mantiene abierta para todo público en la Sala Multiuso de la Casa del Arte Diego Rivera en Puerto Montt y que estará abierta hasta el próximo 31 de mayo.

Interesantes historias que abordan aspectos relevantes de nuestro pasado político y social guardan estas piezas de óleo sobre tela. El nombre que corona esta muestra hace alusión al bar "El rosedal" de la comuna de Recoleta, cuya dueña -apodada "La Madrina"- es conocida por nunca haber engendrado hijos biológicos, pero que a pesar de ello se convirtió en la madre de aquellos niños abandonados y hambrientos que deambulaban por la calles de la comuna entre los años 30 y 40 del siglo pasado.

Es en ese particular contexto que nace el Partido Comunista de Recoleta. Y en ese espacio es que el propio ex presidente Salvador Allende instaló su comando para sacar adelante su campaña presidencial, instancia en que "La Madrina" planteaba sus ideas sobre cómo debiese ser el Chile del Futuro.

"El rosedal" vuelve a esos tiempos al retratar rostros y figuras humanas en la cotidianeidad que los rincones de ese espacio inefable, donde el hombre se encuentra con el otro y se desenvuelve en esa noche bohemia de carácter festivo, melancólico o reflexivo.

Son esas figuras humanas las que protagonizan cada una de las piezas de esta muestra. Está "Vicente", uno de aquellos imberbes que la dueña rescataba casi sistemáticamente de la miseria capitalina. También hay piezas que retratan a la mítica mujer -pretexto de esta muestra- y sus fieles y recurrentes comensales.

Interesante es la instalación de dos vetustas mesas y sus respectivas sillas en la muestra, las que provienen desde el mismísimo espacio retratado en cada una de las pinturas, una inclusión que enriquece aún más la experiencia del visitante.