De las tragedias y las emergencias hay que adquirir aprendizajes, mejorar los errores y avanzar como sociedad, para poder enfrentar de mucha mejor manera los inconvenientes. En ese sentido, creo que nuestra región aprendió de la mala experiencia generada producto de la erupción del volcán Chaitén, en 2008, y enfrentó de mejor forma la erupción del Calbuco. Siempre se puede actuar mejor, qué duda cabe, pero quiero destacar el rol de los municipios en el manejo de la emergencia, pues funcionaron con celeridad y depositaron en las instituciones correspondientes las labores específicas, sin tratar de figurar ante los medios de comunicación. Funcionarios de todas las instituciones, sin importar el cargo que tenían, han ayudado a los damnificados, apoyándolos en este periodo de dificultad, ejecutando labores de limpieza y buscando y cuidando a los animales que quedaron abandonados. La clave, por cierto es la articulación y coordinación de todos los actores regionales, pues son ellos quienes más conocen las realidades locales. Y en esa línea, es necesario de generar un esquema descentralizado de emergencias, que nos permita dejar de depender de los ministerios y de los servicios a nivel nacional.
Es esencial que las estructuras involucradas en las emergencias estén integradas desde las bases hacia arriba, es decir, los eslabones más potentes están en la comunidad y debe existir una adaptación a las necesidades de la gente, en contrariedad a la consideración actual que pone en primer lugar a la administración central en la toma de decisiones y acciones, pues parece ser que los ministros que llegan desde Santiago son los salvadores de todas las situaciones, y eso no puede continuar.
Asimismo, desde las aulas se debe enseñar a los niños sobre la realidad de la geografía en la que viven, y educar respecto de cómo enfrentar situaciones asociadas a esa geografía. Sólo así formaremos ciudadanos más conscientes del territorio y de lo complejo que es nuestro país, tan susceptible a este tipo de desastres naturales.
Pero nada de esto sería posible, si no tenemos un manejo de emergencias modernizado, por eso creo que no es positivo que se haya retirado la urgencia al proyecto que moderniza la Onemi, pues es urgente avanzar hacia un nuevo manejo de las emergencias, que nos permita reducir la dependencia del nivel central, con roles y recursos apropiados y bien definidos para los organismos regionales.
Patricio Vallespín López.