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La angustia de los que dejaron sus casas

historia. Temor ronda en Río Pescado.
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"Fue impresionante. La verdad es que no nos habíamos visto afectados en un principio, pero por miedo y precaución evacuamos, porque tenemos niños pequeños". Con esas palabras, la señora Loreto, vecina del sector de Río Pescado, describió la razón por la cual junto a su esposo decidieron dejar su vivienda la madrugada del jueves, tras la segunda gran explosión del volcán. "Vivimos a doce kilómetros del volcán y el miedo era que nos llegaran piedras o cualquier cosa que saliera del volcán; ese era nuestro miedo en realidad", detalla la mujer que vive junto a su marido, su madre y sus dos hijos, de siete y ocho años de edad.

En el patio del Liceo Pedro Aguirre Cerda (PAC) de Puerto Varas, mientras observaba a sus hijos jugar en el recinto, Loreto cuenta su historia, una de las tantas que tienen que contar las cientos de personas que se encuentran conviviendo en el establecimiento habilitado por las autoridades como albergue para los evacuados.

En el PAC, se encuentran registradas 195 personas de las 302 personas albergadas en los siete recintos dispuestos para ello, según las cifras oficiales entregadas por la Oficina Regional de Emergencia. Esas mismas estadísticas indican que un total de 4 mil 514 personas debieron evacuar la zona de exclusión de 20 kms a la redonda del volcán, dentro de las primeras 24 horas de ocurrida la erupción. Cifra que aumentó a seis mil 514 personas la tarde del viernes, cuando la dirección del viento cambió y se evacuó a la población que se encontraba al sur del volcán.

PRIMERA ERUPCION

"Estábamos en el campo jugando con los niños, cuando vimos la primera erupción en el mismo instante que sucedió. Guardamos un poco de ropa, agua y nos subimos al vehículo y nos fuimos hasta el retén de Carabineros que está en Río Pescado", continúa Loreto en su relato.

Eran pasadas las seis de la tarde del miércoles 22 de abril, cuando sin previo aviso -según cuentan los lugareños y vecinos del volcán- el Calbuco de 2.003 metros de altura expulsó una bocanada de humo, cenizas y material incandescente que llegó a más de 15 kilómetros de altura. Esa imagen detuvo a la población de toda las comunas vecinas, quienes observaban incrédulos el espectáculo de la naturaleza.

Loreto narra que junto a su familia y otros vecinos que se encontraban entorno al retén de Río Pescado, se mantuvieron en el lugar y cuando vieron que el escenario se calmó pasadas algunas horas, decidieron retornar a su hogar. "Cuando todo comenzó, había un ruido infernal, era como una olla que hervía, pero como vimos que todo se calmó, se despejó el cielo y paró el ruido, pensamos que todo había pasado; entonces, nos volvimos a nuestro hogar", revela.

"En la madrugada -continúa contando- como a la una de la mañana, cuando fue el segundo estruendo, comenzamos a ver como salía el fuego, la lava, rayos… ¡Algo impresionante! que la verdad no hay palabras que lo puedan describir. Fue cuando evacuamos".