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El turismo avizora un futuro negro: millonarias pérdidas deja la destrucción sus recintos

Ensenada. El material cenizas y piedra pómez caída sobre los techos terminó derrumbando instalaciones. Muchos de ellos, dueños de restaurantes donde almorzaban turistas de cruceros. Esperan el apoyo de autoridades para reemprender.
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mvega@diariollanquihue.cl

Pérdidas millonarias, dejó la fuerza eruptiva del volcán Calbuco entre empresarios turísticos del sector de Ensenada.

Material piroclástico consistente en cenizas y piedra pómez, sepultó muchos sueños de muchos emprendedores de la ruta internacional 225 de Ensenada, que esperaban visitantes en los feriados largos más próximos en la celebración del Día de la Madre.

Algunos de los seis empresarios que hicieron una evaluación de los años, indicaron que la destrucción total de sus locales bordea los 200 millones de pesos en daños, sin considerar el mobiliario. De esta evaluación podrían estar llegando a los 1.000 y 1.500 millones de pesos en pérdidas, lo que ha generado fuerte preocupación, en especial entre los que perdieron todo, como es el caso del matrimonio propietario del Bombón Oriental, Yolanda Mansilla y Hernán Aguirre.

Miguel Arratia, dueño del hostal Estrella de Belén, había adquirido hace dos meses el Rancho Margarita con los ahorros de toda su vida. Invirtió en el complejo de hostal, cabañas y fogón, un total de 130 millones de pesos. El material volcánico de un altura de 35 a 40 centímetros caído sobre el techo, desplomó el fogón, quedando el mobiliario enterrado bajo ceniza tipo gravilla.

Para reparar ventanas destruidas, fogón y canaletas, requiere a lo menos de 20 millones para echar andar el proyecto. Los jardines de 2.500 metros cuadrados "serán irrecuperables", dijo quien venía llegando de Santiago. "No pude ingresar aquí (kilómetros 38,5) por la lluvia de piedras que caía", sostuvo.

Tomás Aguirre, del Bombón Oriental, cree que el diseño del restaurante terminó cediendo por el peso de las piedras caídas. "Este tenía cuatro aguas y se desplomó como un paragua", reiteró.

En el lugar, fueron dos los salones destruidos: el que está a la entrada y al fondo había un segundo local, donde llegaban a atender unas 300 personas.

Este fue uno de los salones que ocupaban los cruceristas que llegaban a almorzar de regreso de los Saltos del Petrohué. Otro local, donde almorzaban los turistas, es en Las Tranqueras, de Fabián Igor, pero aquí aún no presentaban problemas hasta ayer. "La preocupación es la llegada de las lluvias, que aumentarán el peso del material sobre los techos", adujo.

Al transitar por la ruta Ensenada, se pueden observar algunos restoranes ubicados a orillas del lago Llanquihue con su frente en pie y no evidenciaba daños, de no ser por la cantidad de cenizas a orillas del techo, pero al interior la destrucción es total, como los restoranes Borde Lago y Pucará.

Rony Alvarado, de Borde Lago, que ofrecía buffet durante todo el año dice que era uno de los mejores en su estilo. Tenía un comedor de 500 metros cuadrados para 250 personas. Cedió el techo y su local cayó al suelo destruyendo todo a su paso.

Ayer, este, con familiares y amigos, intentaba limpiar y retirar lo que quedó, como máquinas con productos perecibles.

En la misma situación se encuentra Ernesto Elgueta, dueño del Pucará, que dice haber perdido dos salones en los que recibía a 600 personas y 20 trabajadores.

Otro de los afectados, es el arquitecto Néstor Holzaphel, quien no hace evaluación de los daños, pero contó que el Hotel Ensenada del que es propietario junto a su familia, quedó con varios techos recargados de material, cayendo parte de ellos. "El daño es mayor, sin precios económico, porque hay un impacto emocional muy fuerte. El daño estructural es recuperable, pero hay un impacto muy amargo", dijo quien haber sido formado con mentalidad de terremoto, "pero nunca un efecto Calbuco, no es la misma magnitud", contó apesadumbrado.

Los empresarios esperan invitar a las autoridades, Sercotec y Sernatur, para buscar algunos créditos blandos, sin interés para levantarse.

Ropa interior nueva necesitan albergados en Puerto Varas

Albergue. El arzobispo de Puerto Montt, monseñor Cristián Caro, llevó un mensaje esperanzador hasta el albergue en el Liceo Pedro Aguirre Cerda.
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Un llamado a la tranquilidad y a la confianza, formuló monseñor Cristián Caro, ante la situación que está viviendo la región con la erupción del volcán Osorno.

El arzobispo de Puerto Montt visitó a albergados en el Liceo Pedro Aguirre Cerda de Puerto Varas, donde se contactó con la gente. Así se impuso de que están bien atendidos, pero con requerimientos en especial de ropa interior nueva, para niños, jóvenes y adultos, ya que todos arrancaron "con lo puesto".

Monseñor entregó su mensaje esperanzador en víspera de la Fiesta del Buen Pastor y que dice en el salmo 22: "Aunque camine por cañadas de obscuridad nada temo porque Tú vas conmigo", dijo explicando la situaciones de aflicción, obscuridad e incertidumbre, que se vive en la vida, "por lo que hay que renovar en ese minuto la confianza en Dios".

Fueron palabras de fe, tranquilidad y cercanía ante el difícil momento que están viviendo muchas familias, como también a la población toda, por la incertidumbre y expectación frente a estos hechos, dijo.