Cada 29 de marzo vemos como, con motivo de "recordar" el Día del Joven Combatiente, en varios puntos de Santiago se generan protestas, disturbios y enfrentamientos con Carabineros, que en esta última versión costaron la vida del cabo 2° Alejandro Gálvez, asesinado de un disparo en el cuello.
También cada cierto tiempo la naturaleza nos pone a prueba en esta larga y angosta faja de tierra. Sólo este año, y aunque parezca una paradoja, el fuego con la ayuda de una grave sequía ha consumido miles de hectáreas de los bosques lluviosos del sur, y en el norte las precipitaciones han dejado a miles de familias damnificadas por los aluviones. A ello debemos sumar el incendio que amenazó a Valparaíso, ello a menos de un año que las llamas consumieran el sector alto del puerto.
Es en el marco de estas emergencias cuando aparecen los verdaderos jóvenes combatientes, que distan mucho de los antisociales que queman buses, cortan la energía eléctrica y asesinan a carabineros de manera cobarde. Nuestros brigadistas de Conaf lucharon incansablemente para evitar la pérdida de nuestro patrimonio forestal, los Bomberos protegieron a Puerto Montt de las cercanas llamas que consumían los espinillos, y nuestros carabineros custodiaron las calles para que la escasa visibilidad, producto del humo, no ocasionara accidentes fatales. A ellos se suman los soldados que en el norte trabajan en el apoyo a las zonas más afectadas por el barro y la destrucción.
Los verdaderos jóvenes combatientes son aquellos que participan de las instituciones del voluntariado, como los del Bote Salvavidas o del Cuerpo de Socorro Andino, que prestan apoyo desinteresado en las profundidades del mar y en nuestras altas cumbres nevadas. Son también los que organizan a través de diversas instituciones campañas de ayuda para el norte, recolectando alimentos y agua para socorrer a los chilenos azotados por la naturaleza.
El verdadero combatiente no es aquel que genera disturbios y dispara de manera cobarde. Es aquel que coloca sus energías para mejorar Chile, que enfrenta el peligro, el fuego o la delincuencia con valentía y honor, y que trabaja desinteresadamente para mitigar el dolor ajeno, tal como lo hemos vista cada vez, que la naturaleza nos pone a prueba.
Por Jaime Brahm Barril,
ex intendente de la Región de Los Lagos.