"La reforma educacional no depende de la popularidad de la Presidenta"
En una semana en que el escenario político sigue subiendo de temperatura, y cuyos escándalos salpican, incluso, a La Moneda, el diputado independiente Gabriel Boric aportó también su granito de arena. Y es que al igual que lo hizo el año pasado su colega del PC, Camila Vallejo, el exlíder estudiantil se negó a participar en el homenaje al fundador de la UDI, Jaime Guzmán. No se levantó de su asiento, generando una avalancha de críticas de la oposición. Él zanjó la polémica en Twitter: "No puedo homenajear a quien justificó asesinato y tortura", señaló en la red social.
Con el ímpetu que le caracteriza, Boric disecciona una propuesta para financiar la gratuidad de la educación superior que también encolerizó a algunos legisladores.
-Hasta donde entiendo, esta propuesta aún no ha sido confirmada por el Gobierno, sino que la están evaluando. Si la llevan adelante, habla de un enorme desorden y poca claridad en el Ministerio de Educación. La Presidenta prometió una reforma tributaria que financiaría la reforma a la educación. El año pasado el gobierno negoció con la derecha y los empresarios y logró aprobar esa reforma tributaria. Nuevamente justificó que era para recaudar los fondos que necesitaba la reforma educacional. ¿Ahora resulta que la reforma tributaria no alcanza y hay que cobrarles impuestos a los profesionales? Hay algo que no calza.
-Efectivamente, los impuestos pagan las inversiones. Pero el tema central acá es que se le prometió al país que los costos ya estaban cubiertos. Y es que esta reforma está siendo conducida por un Ministerio de Educación poco claro, ambiguo y con nula vocación de incorporar a los actores sociales movilizados. Si no fuera por el movimiento estudiantil, ni siquiera estaríamos hablando de este tema. La creciente desaprobación del gobierno y los recientes dichos del rector Aldo Valle son muy elocuentes en ese sentido.
-Nosotros presentamos críticas desde un comienzo a la reforma tributaria, porque no tocaba el cobre ni el IVA, es decir, no intervenía la fuente principal de recursos de nuestra sociedad, ni ataca la forma en que esta produce desigualdad. Si la reforma tributaria fue insuficiente, entonces pongámonos a trabajar para ver cómo financiamos gratuidad universal. Pero no entre un grupo de funcionarios del Ministerio, sino con la incorporación de la ciudadanía.
-Una reforma tributaria bien hecha debería haber cumplido dos objetivos: financiar la reforma educacional y disminuir la desigualdad en Chile. Efectivamente, habría sido bueno conocer un plan más detallado de qué se iba a hacer con los recursos. Pero el asunto es que en la sociedad chilena actualmente hay una enorme riqueza que la producimos entre todos, pero que solo llega a algunos pocos. Para tener derechos sociales es indispensable la voluntad política de acabar con este acaparamiento.
-El ministro le señaló a los rectores de la región que "aún se están analizando las fórmulas para financiar la gratuidad" ¿hay mucha improvisación de parte del gobierno en esta materia?
-Hay mucha improvisación. Y lo peor es que se niegan a recibir ayuda. El centro de estudios de la Fech (CeFech) ha trabajado harto en este y otros temas que serían un gran aporte en la discusión. En la fundación Nodo XXI, con la que trabajamos, se ha coordinado un grupo amplio de actores a favor de un nuevo compromiso por la educación pública que tiene propuestas concretas en www.compromiso.cl.
-Financiar la gratuidad exclusivamente con un impuesto a los graduados es no reconocer la educación como derecho universal sino como una inversión individual. Esa visión sostiene que, dado que la educación beneficia solo a los que estudian, son estas mismas personas las que, una vez tituladas, deben pagar la educación de los demás. Nosotros creemos en una educación como un derecho que tiene que financiarse a través de impuestos generales. Esto involucra el impuesto a la renta, que debe recaudar más en los tramos de mayor ingresos; los impuestos a las empresas; los royalties a la minería, etc.
-Es posible, y nos preocupa mucho. Las reformas que hoy discutimos no nacen de un programa de gobierno, nacen de la movilización de la ciudadanía y la única manera de sacarlas adelante es con más democracia, incorporando a la ciudadanía, realizando procesos transparentes.
-Algo tan importante como la reforma educacional no puede depender de la popularidad de la Presidenta. La única manera de que esta transformación vea la luz en los términos que planteamos desde el movimiento estudiantil, es con más democracia. O sea con la participación de la ciudadanía. El gobierno ha hecho justo lo contrario: ha negado la participación de los que queremos una reforma y ha generado enemigos donde antes no había. No es de extrañar, entonces, la baja popularidad.
- La calle no está desmovilizada. El año pasado se realizaron varias marchas masivas y el movimiento estudiantil trabajó intensamente por dialogar con el gobierno, sin resultados. El Centro de Estudios de la Fech (CeFech) elaboró 30 indicaciones, que nosotros presentamos en la comisión de Educación, y casi todas fueron declaradas inadmisibles. ¡Ni siquiera se votaron! Este 16 de abril está convocada la primera marcha del año y nuevamente vamos a llenar las calles.