El fuego nuevamente ha amenazado a Puerto Montt en una nueva temporada de incendios forestales. El humo ha causado serios trastornos en la vida de la ciudad, afectando el tránsito, la conectividad, la vida laboral y académica.
Hubo momentos en que las llamas amenazaron la seguridad de viviendas e instalaciones, como en los sectores de La Vara, Trapén y Jardín Austral, donde sólo el trabajo de nuestros Bomberos y brigadistas evitó pérdidas mayores.
Los últimos días los cerros de Valparaíso, al igual que hace un año atrás, también fueron cubiertos de fuego, desatando una amplia cobertura mediática nacional, y junto con ello la preocupación de las autoridades de nivel central. Esta es una nueva muestra de centralismo, la emergencia que ya ha arrasado con más de 900 hectáreas en Puerto Montt no ha despertado el interés de La Moneda ni de los canales de televisión. Sólo nuestra prensa local ha registrado lo ocurrido desde mediados de febrero en estas tierras australes y sus efectos.
Pero más allá del centralismo que se ha visto en el control de esta emergencia, la amplia presencia del fuego en la zona centro sur del país deja en evidencia la necesidad de una nueva institucionalidad para el combate del fuego en nuestros bosques. Ya ha pasado un año desde el primer incendio que arrasó viviendas en los cerros de porteños y miles de hectáreas de bosques en el sur, y aún no se desarrolla un proyecto con visión de Estado para dotar a Chile de los medios aéreos de la envergadura necesaria para el control del fuego en amplias extensiones. Tampoco se han dado pasos para incrementar el número de combatientes del fuego estables y no sólo contratados por cada temporada.
Las recientes emergencias hacen necesarios cambios drásticos, para poder resguardar de esta amenaza a los chilenos y su patrimonio forestal. Hoy el fuego de los incendios de bosques y matorrales está cerca de la puerta de nuestros hogares, lo que plantea nuevos desafíos en su control y extinción total, para evitar que el humo ahogue a nuestras ciudades.
En toda crisis siempre aparece lo mejor de nuestros héroes anónimos. Los Bomberos de Puerto Montt con sus jornadas de trabajo de más de 12 horas en los momentos de mayor peligro, y los Brigadistas de Conaf, que incluso ponen en riesgo su propia integridad en el combate del fuego, sin duda merecen todo el reconocimiento ciudadano. Que su trabajo no sea en vano, y que en el futuro se cuenten con más y mejores medios técnicos para enfrentar al enemigo que nos azota cada verano.