Tras varios experimentos, científicos de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania), descubrieron que dormir la siesta es clave para que los bebés fijen lo que aprendieron.
La conclusión es el resultado de un estudio realizado a 216 pequeños de entre seis y 12 meses de edad.
Según el artículo publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), el experimento consistió en hacer que los 216 bebés tuvieran que repetir ciertas acciones con títeres cuatro horas después de haberlas aprendido por primera vez.
Así, se comprobó que aquellos que durmieron durante al menos media hora durante ese tiempo, obtuvieron mejores resultados que los pequeños que no habían dormido. Además, estos niños siguieron reteniendo la información 24 horas después, según consigna un artículo publicado en el sitio de divulgación AlphaGalileo.org.
Según los investigadores, esto ocurre porque el tiempo que los bebés duermen impediría que otros acontecimientos interfieran en la fijación del recuerdo y fortalecen la memoria. Sin embargo, los lactantes necesitarían dormirse pronto luego de aprender una información novedosa.
Parte de las explicaciones que se han encontrado respecto al hallazgo es que mientras los niños duermen, se "codifican" los recuerdos. Así, se transfieren desde el hipocampo (la parte del cerebro implicada en la memoria inmediata) al neocórtex (el área involucrada en la memoria de largo plazo).
Durante los descansos que realizan los niños, rara vez alcanzan la fase de sueño profundo. Para los científicos, una futura línea de investigación consistiría en averiguar si, al igual que sucede con los adultos, el sueño profundo de los bebés está relacionado con la memoria de los pequeños.
El estudio tampoco dejó en claro si existirían diferencias entre realizar la sienta por la mañana o por la tarde. Pese a esto, se estimó que el sueño es fundamental para el desarrollo físico y mental del niño. Sin embargo, los científicos aseguraron que los beneficios de la siesta serían efectivos durante toda la vida.
En adultos
Otros experimentos realizados en adultos han demostrado que el sueño es importante para aprender. Así, un estudio del 2009, realizado por especialistas de la Universidad de Northwestern (EE.UU.) y publicado en la revista Science, constató que durante la etapa adulta de la vida el cerebro igualmente emplea el tiempo de descanso para la fijación de recuerdos. Esto ocurre hasta el punto que algunos científicos han llegado a sugerir que los sueños serían en parte una actividad de la memoria.
El estudio muestra cómo la mente no se desconecta mientras se duerme. Así, los sonidos pueden introducirse en el sueño profundo y hacer que los recuerdos asociados sean más claros al despertar.
El experimento contó con 12 participantes, a los que se les enseñó a relacionar 50 imágenes con una ubicación aleatoria en una pantalla de un computador. Cada objeto, como una copa de vino rota, se emparejaba con su correspondiente sonido, como el del cristal al romperse, emitido por un altavoz.
Las ubicaciones se aprendían repitiendo los ensayos hasta que los participantes eran lo suficientemente buenos al colocar todos los objetos en los lugares asignados.
45 minutos después, cada participante iba a una habitación silenciosa y oscura. Los electrodos unidos a su cuero cabelludo medían su actividad cerebral, e indicaban cuándo estaban dormidos. Los sonidos se emitían durante el sueño sin despertar a nadie.
Así, las pruebas de memoria mostraban que aquellas personas estimuladas por los sonidos relacionados durante el sueño ubicaban los objetos de manera más precisa que aquellos que no habían recibido dicho estímulo.
Los científicos hallaron que los sonidos introducidos de esta forma pueden usarse para orientar la búsqueda de información específica, estimulando la fijación de los recuerdos de las personas en una u otra dirección.
Un experimento del Instituto de Sicología Médica y Neurobiología del Comportamiento, de Alemania, demostró que el sueño es importante para el aprendizaje en niños de entre ocho y 11 años y adultos jóvenes. En 2013, los científicos hicieron que los niños y jóvenes aprendieran a adivinar una serie de acciones. Luego de una noche de sueño o de un día despierto, analizaron su memoria. El resultado fue que quienes habían dormido podían recordar más elementos de una fila de números que los que no lo habían hecho.
216
bebés fueron
estudiados en el experimento de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania).
6 - 12
meses tienen
los niños que participaron en el estudio. Cuando durmieron, fijaron el recuerdo de lo que habían observado.
12
adultos participaron en otro experimento, que determinó que también aprenden por la fijación de recuerdos al dormir.