Confiando en el otro desde la solidaridad
Con motivo de las fiestas de finales de año, la predisposición interior de la gente está empapada de buena voluntad, conciencia solidaria y derroche de generosidad, reforzando con ello una ideal convivencia en armonía y fraternidad.
Todo un testimonio de como el ser humano está hecho para vivir en la paz social, en mutua ayuda y unidad, tan preocupado de sí mismo como del prójimo, especialmente del más carente y frágil. Lo importante es que, pasados los festejos, no caiga un manto de olvido sobre tan humanitarias actitudes y la indiferencia y el egoísmo vuelvan campear en las relaciones ciudadanas de cada día.
Nuestra sociedad, herida aún por la historia, requiere superar esa etapa, para que se restablezcan las confianzas, que es el factor primordial para llegar a ser una comunidad nacional feliz y capaz de -mancomunadamente y con fe- abrirse paso al desarrollo presente y futuro.
Son las lecciones que deja la conmemoración del humilde nacimiento de Jesús, Dios hecho humano, y su testimonio de amor divino y salvífico, así como igualmente los festejos propios de la recepción de un nuevo año de existencia y de desafíos, que todos esperan venturoso en medio del optimismo generalizado de la población.
Inmersos en estos aires renovadores y oxigenantes del alma, la conclusión que deriva es el imperativo de recuperar y hacer predominar la confianza de los unos en los otros, comenzando por cultivar cada vez con mayor fervor la gran virtud de la solidaridad, la sensibilidad hacia el que sufre, amando como el Maestro amó a la humanidad al entregar su vida por ella, como se acaba de rememorar tan elocuentemente en la reciente Navidad.
Ejemplos como las cruzadas humanitarias puertomontinas para contribuir a la alegría navideña de familias y niños desvalidos, la campaña bomberil con su sorteo para equiparse y servir mejor a la comunidad, entre otras iniciativas personales e institucionales como la propia Teletón, son la mejor contribución al imprescindible rescate y consolidación de las confianzas ciudadanas. Base indestructible sobre la cual levantar una sociedad más unida, solidaria, laboriosa, optimista y feliz.