El caso "Penta" y los aportes fraudulentos a campañas políticas sólo han venido ha demostrar que durante años (no sabemos cuántos) "connotados empresarios de este país", con recursos de todos los chilenos, han financiado -de manera oscura- campañas políticas.
Esto, con un objetivo claro y concreto: que esos parlamentarios, una vez elegidos, respondan en el Congreso a sus intereses, que no son otros que el permitir que los abusos en Chile continúen perpetuándose.
Las grabaciones del ex ejecutivo de Penta, Hugo Bravo, ventiladas públicamente en las últimas horas, dan cuenta que los "peces gordos de la UDI" fueron en su mayoría objetos de multimillonarios aportes fraudulentos en la última campaña. Golborne, Longueira, Von Baer, Zalaquet, Silva, entre otros, aparecen recibiendo cifras simplemente escandalosas, al margen de la ley. Se habla de 150 millones y de 400 millones de pesos en efectivo, en algunos de esos casos. Montos que dan cuenta de la envergadura de este "pentaescándalo".
La justicia debe actuar y esclarecer este caso hasta las últimas consecuencias. Eso es lo que exige el país y nuestra sociedad. Qué duda cabe que la UDI, como partido, no sólo ha perdido totalmente su credibilidad, sino que se ha puesto simplemente al límite de su legalidad. En cualquier país democrático del mundo un escándalo de este tipo hace caer de un "plumazo" a su mesa directiva. Obviamente, en este caso, eso no ocurrirá, y buscarán "cortinas de humo" para pretender salir airosos de este desvergonzado caso.
El viejo adagio "la mujer del César no sólo debe serlo, sino que parecerlo", calza a la perfección para graficar la desfachatez de algunos parlamentarios UDI de la región, que hablan en la prensa de la disconformidad, insatisfacción y decepción de la ciudadanía respecto al gobierno, pero han guardado un cómplice silencio ante este grave caso, en donde ha quedado demostrado que ganaron sus escaños de manera fraudulenta.
Si la UDI tiene algo de pudor, debe pedir excusas al país entero. ¿Lo hará en las próximas horas? Usted saque sus propias conclusiones.
Fidel Espinoza Sandoval.