Reconforta y enorgullece sobremanera, cuando los jóvenes de nuestra ciudad y la región conquistan galardones importantes en los ámbitos de las competiciones deportivas de resonancia, gracias a su espíritu de superación, laboriosidad, constancia, dedicación y convicción ganadora.

Nuestra nueva hornada ciclística, habitualmente empinada en podios triunfales, acaba de lucirse en los XXIII Juegos Deportivos Binacionales de la Araucanía, donde el plantel regional pedalero -basado en el Club Melipulli de este puerto- se adjudicó el cetro de campeón por equipos y también en el rango individual. Mientras que la selección de básquetbol masculina regional, en brillante y demoledora campaña, llegó a las finales; lo mismo que la representación cestera femenina, que finalmente se alzó con la ansiada copa.

Mención especial también amerita el equipo de Cheerleaders "Toros del Sur" de Alerce Norte, que recientemente obtuvo 5 medallas de oro en el Campeonato Sudamericano "Universal Dance", efectuado en Córdova, Argentina, donde compitieron 4 mil juveniles deportistas, en más de 600 coreografías, integrando 60 elencos de países del continente como Brasil, Uruguay, Colombia, Argentina y Chile. Y en este caso, tan destacable como los logros alcanzados en el certamen, ha sido el ejemplo dado por esta juventud -en cuanto a convicción, fervor y entrega- que al carecer de recursos para el equipamiento y concurrencia al evento en el vecino país, se las ingenió para realizar diversos beneficios y sensibilizar al alcalde Gervoy Paredes, que apoyó con los pasajes aéreos. Lo que ha motivado la más honda gratitud del conjunto, que con un respaldo semejante se vio estimulado a realizar la sobresaliente dorada presentación.

Estas conquistas -hechas realidad a puro ñeque, sin mayor implementación e infraestructura- son un verdadero clamor y llamado de atención de nuestros jóvenes deportistas, para que sean tomados verdaderamente en cuenta. Y se concreten, por ejemplo, las esperadas inversiones en un velódromo para el ciclismo y un digno gimnasio para el básquetbol.

Cuando nuestra juventud honra con su esfuerzo, premiemos ese espíritu con el mayor respaldo.

Con la celebración del primero domingo de adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico. Adviento es un término que viene del latín, adventus, que significa venida, llegada. Precisamente, a través de la lectura de la Palabra de Dios, se nos invita a esperar la llegada del Señor. Concretamente, desde hoy hasta el 16 de diciembre, las lecturas bíblicas de la Santa Misa, con marcado acento escatológico, nos recuerdan la importancia de prepararnos para la segunda venida de Cristo, y, desde el 17 al 24 de diciembre, centramos la atención en la primera venida de Jesús, esto es, el Nacimiento del Salvador en el mundo.

El Evangelista San Marcos, con su peculiar estilo breve y directo, nos introduce en este tiempo, exhortándonos a estar prevenidos. Nos narra que Jesús dice a sus discípulos que tengan cuidado y estén prevenidos, pues no saben cuándo llegara el momento de la venida del Señor.

Será como el hombre que se va de viaje y deja su casa al cuidado de sus servidores. Les recomienda estar prevenidos, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa. El peligro es que los encuentre dormidos (cfr Mc 13, 33-37).

¿Qué hacer mientras esperamos la segunda venida de Cristo? ¿Cuál debe ser nuestra actitud? Jesús nos invita a no quedarnos dormidos, a no dejarnos alimentar por la pasividad. Se trata, en un sentido positivo, de esperar de un modo activo, es decir, de vivir el hoy de un modo pleno, pero siempre preparando nuestra alma y nuestro corazón para el momento del encuentro definitivo con el Señor. Asumido de este modo, ya no son importantes las fechas de la venida de Cristo, no importa ni el día ni la hora. Junto a una vigilante espera, también nos inundará el gozo, pues Jesús viene para salvarnos. Por lo tanto, es un tiempo vivido con esperanza, la esperanza de los hijos de Dios, que esperan la manifestación gloriosa de Cristo. En este sentido, San Pablo nos recuerda que, mientras esperamos la Revelación de Cristo, no nos falta ningún don de la gracia y Jesucristo nos mantendrá firmes hasta el fin (cfr 1 Cor 1, 7-8).

Efectivamente, Dios nos ha dado una misión en el mundo para transformarlo y construir su Reino, pero no nos ha dejado con las manos vacías. Él nos ha regalado dones, aptitudes y carismas, que debemos utilizar al servicio del mundo, mientras esperamos su venida. También nos da fuerzas para cumplir con nuestra misión y nos ayudará para mantenernos en la fidelidad.

Pbro. Dr. Tulio Soto.

Vicario General del Arzobispado de Puerto Montt.