No es normal la educación
La transformación de la educación es fundamental para los desafíos que Chile requiere. Sabemos que tenemos tareas pendientes en esta materia, y que las oportunidades para todos aún están determinadas por variables que no tienen que ver con la capacidad y el talento, sino que por variables que el sistema educativo no ha sido capaz de modificar. Por eso es necesario reflexionar y abordar la situación desde la realidad y no desde la política del terror que han utilizado algunos personeros de derecha, haciéndonos creer que muchas cosas que pasan en Chile son buenas, normales y pertinentes.
No es normal que el modelo educativo chileno, armado en la década del 80´, no se discuta ni se cambie, pues no nació en democracia, ni fue fruto del diálogo ni de la razón o el apoyo ciudadano, sino que fue producto de la imposición. Tampoco es normal que el principal motor para mover el sistema educativo en los actores privados que participan de la educación, sea el lucro. Esto sólo pasa en Chile.
No es normal que la educación sea considerada un bien de consumo y no un derecho social garantizado por el Estado, en materia de calidad, acceso y gratuidad, como pasa en todos los países que tienen sistemas más igualitarios y más solidarios. No es bueno ni normal, que las familias aporten recursos para pagar por la educación de sus hijos, en porcentajes tan altos como lo hacen en Chile.
No es normal que los colegios seleccionen a sus alumnos con criterios arbitrarios, pues la verdad es que no son los padres los que eligen los establecimientos educacionales donde estudian sus hijos, sino que son los establecimientos educacionales los que discriminan. Eso no es normal y sólo ocurre en nuestro país. No es normal ni bueno que exista un sistema educacional que discrimina y segrega a los estudiantes por clases sociales. Somos el sistema educativo más segregado por el ingreso de la familia de todo el mundo, y eso no debe seguir ocurriendo. No es normal que el Estado no juegue un rol regulador esencial para asegurar la calidad de la educación, el acceso y la gratuidad del sistema escolar, como tampoco es normal que sean las municipalidades las responsables de entregar el servicio educativo de calidad, pues dependemos del criterio del alcalde de turno y de la prioridad que éste le otorgue a la educación.
Nos dejemos engañar, en Chile pasan cosas que no son normales, y que nos han convencido de que son buenas. Eso debemos cambiarlo.
Patricio Vallespín López.