El 7 de octubre de 2014, la Comisión asesora presidencial para la descentralización y desarrollo regional, hizo entrega de su informe en el Congreso Nacional a la Presidenta de la República. Las propuestas presentadas por la comisión, están basadas en el diagnostico realizado en terreno con el objetivo de generar iniciativas que rompan con las inequidades territoriales, transferencia de poder y generar una mejor democracia en las comunas y regiones.

El documento plantea diez medidas esenciales como son: la definición del Estado de Chile como Estado descentralizado, la elección democrática de los intendentes, el traspaso de competencias, servicios y programas al Gobierno Regional, crear la Ley de Rentas Regionales, además de un Fondo de convergencia para equidad interregional y entre otros fortalecer la Participación Ciudadana.

Destaco el trabajo realizado por la Comisión y no me cabe duda que gran parte de las medidas planteadas, se acercan a la realidad de nuestra región, pero no deja de preocupar que al momento de poner en marcha estas medidas se debe tener en claro cuánto costarán al fisco estas medidas. En segunda instancia, es importante fortalecer las elecciones de intendentes, lo cual se pretende hacer en dos años más, pero antes que eso deben estar aprobadas las atribuciones que tendrá la primera autoridad regional, de modo que ejerza el cargo con potestades y presupuesto que le permita ejecutar y dar solución a las necesidades de la gente.

Finalmente, es muy importante que esta autonomía de las regiones no esté sólo centrada en la ejecución de proyectos, sino también en generar políticas publicas regionales, porque ninguna región es igual a la otra y todas tienen necesidades distintas, la vivienda social de Arica, sin duda, no es igual a la que necesita Chiloé, Puerto Montt o Futaleufú.

Es de esperar que en la discusión de estas medidas en el Congreso no suceda la irresponsabilidad parlamentaria que ocurrió en la aprobación de la reforma tributaria, que se hizo ligeramente y sin medir claramente las consecuencias de ellas.

Hoy tenemos la gran oportunidad de hacer un trabajo serio para las regiones, para que por fin estas avancen, se desarrollen, y espero que la elección de los intendentes no politice la toma de decisiones y se transforme en más burocracia que finalmente no logrará el objetivo: la descentralización.

Otra de las aspiraciones, ya de varios lustros, que no decae y que cada vez se intensifica más, es la referida a iniciar la eliminación de la incómoda, antiestética y turísticamente perjudicial contaminación visual, que implica esa maraña de cables eléctricos y de comunicación que se entretejen -cual gigantesca telaraña- sobre las calles céntricas de Puerto Montt.

Lo concreto es que el cableado aéreo que torpemente se aglomera entre los postes de nuestra ciudad, sigue siendo sinónimo de una actitud de descuido y desorden, que en consecuencia no deja de hacer mucho daño a la impecable imagen turística que debiera lucir la capital de la Región de Los Lagos. Sobre todo, por encontrarse inserta en medio de uno de los más bellos panoramas naturales que pueda ofrecer el país. Privilegiados atributos turísticos que se ven seriamente amenazados cada día frente a la indiferente desidia que implica la falta de decisión y voluntad para limpiar el entorno ambiental de aquellos elementos que lo ensucian y al mismo tiempo desprestigian.

Buenas intenciones no han faltado en procura del remedio para este crónico mal urbano.

A finales de julio de 2005, por ejemplo, la Cámara de Comercio de Puerto Montt aplaudía la iniciativa municipal -para evitar la contaminación visual- de elaborar una ordenanza que obligase soterrar el cableado cuando las empresas -de electricidad, telefonía y tevecable- emprendiesen nuevas obras en el centro y las poblaciones. Sin embargo, nueve años después, todo sigue igual.

Tras recientes reclamos por la lacra del cablerío visual, y ante lo cual se adujo desde el empresariado que el soterramiento era inviable por su alto costo, afortunadamente el alcalde de Puerto Montt, Gervoy Paredes, se mostró plenamente a favor de la descontaminación visual. 'Creo que hay que hacer un esfuerzo importante en soterrar los cables; si siempre colocamos como argumento el alto costo de aquello, nunca haremos nada al respecto', reiteró, esperanzado también en la posibilidad de lograr la solución con recursos públicos y privados. Mancomunidad que parece ser la mejor receta para limpiar la visual puertomontina a tono con la modernidad.