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Incertidumbre por el futuro deambulantes en nuevo Hospital

traslado. Durante más de 20 años han trabajado en las afueras del recinto de calle Seminario. Sin embargo, hoy no tienen claridad respecto de dónde trabajarán, lo que hace peligrar su única fuente de ingresos. La alternativa que plantean es conseguir un espacio. Hasta el momento no han recibido una respuesta satisfactoria.

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La incertidumbre respecto de su futuro laboral se apodera por estos días de las cerca de 10 personas que se dedican al comercio en las inmediaciones del Hospital Base de Puerto Montt (HPM).

Es que ante el inminente traslado, a partir del próximo miércoles 15, todavía no se produce una resolución que autorice esa actividad en el nuevo recinto asistencial.

Se trata de mujeres, y algunos hombres, de esfuerzo, que de una u otra forma han hecho de la venta de milcaos, confites, ropa usada, frutas y verduras, su más segura fuente de ingresos. La misma que les ha permitido llevar el diario sustento a sus hogares por más de 20 años, de lunes a viernes, entre las 8 de la mañana y las tres de la tarde.

Todos ellos, más unos que otros, presentan alguna complicación a su salud, lo que les impide desempeñarse laboralmente en sectores formales de la actividad productiva.

Desde el Hospital explicaron que junto al Servicio de Salud del Reloncaví forman parte de una mesa de trabajo, en la que participan la Municipalidad, las seremis de Obras Públicas y Transportes, la Dirección Regional de Vialidad, Seguridad Ciudadana, entre otros, 'con el objetivo de que el Servicio de Salud del Reloncaví sea el mediador frente a las inquietudes de los vecinos con el entorno e impacto social del nuevo Hospital'.

Agregaron que entre esas inquietudes 'se encuentra la seguridad, el transporte público y los vendedores ambulantes'.

Agregaron que 'estas inquietudes fueron presentadas a los servicios mencionados, monitoreados por la Intendencia Regional' y que 'de parte de todos los servicios existe la preocupación y disposición de trabajar y colaborar en las soluciones requeridas, resolviendo y buscando alternativas para los vecinos'.

HACE 25 AÑOS

Eliana Oyarzo, de 48 años, vende los tradicionales milcaos y café, que mantiene en termos.

'Hemos recibido el permiso de los propios directores durante estos últimos 25 años, tiempo durante el cual nos han ido renovado esa autorización. Eso es lo que necesitamos ahora, para que cuando llegue Carabineros a controlar, decirles que tenemos un respaldo, como lo hemos hecho hasta ahora', expuso.

La mujer, quien sufre de una dolencia crónica en su rodilla izquierda, reveló que es viuda y que una de sus hijas es alumna de educación básica. 'Además, estoy a cargo de mi papá, que es de la tercera edad. Yo soy su único sustento', dijo.

A pesar de ello, aseguró que su petición no ha tenido una buena acogida.

Su compañera de este cuarto de siglo ha sido Guadalupe Bascuñán (55), quien coincidió con Eliana en cuanto a la escasa atención que han recibido para dar respuesta a sus requerimientos. 'Hemos hablado con autoridades del Hospital, pero siempre nos han dicho que no', manifestó.

A poco más de una semana del traslado, se sienten acongojadas, especialmente cuando se proyectan en una situación que les impida continuar con su comercio.

'Soy mamá, tengo familia y un niño postrado, de 24 años, que usa pañales y hay que darle comida especial. Y no vamos a vivir con la pensión de $ 80 mil que recibe mi hijo', reconoció.

Para preparar los milcaos se levantan a las 4 de la mañana, con la idea de llegar con sus productos recién elaborados. Eliana reconoce que la clientela es variada y que le han comprado hasta candidatos en etapa electoral. Sin embargo, advierte que el panorama no se ve muy alentador.

'La cabeza de aquí ya nos dijo que no... Eso es lo que no entiendo: tanto que hablan de apoyo a la mujer jefa de hogar, como nosotras, de las oportunidades... y a nosotras nos están cortando las alas', reclamó Guadalupe, quien presenta un grado avanzado de discapacidad en una de sus piernas.

'Tenemos toda una vida laboral aquí. Imagínese ¿a dónde vamos a ir a buscar un trabajo? Además que nos discriminan por la edad', expuso Eliana.

A pesar de ello, no pierden la fe en que las autoridades del Hospital podrán considerarlas en una eventual localización en el nuevo centro asistencial, aunque el proyecto y modelo de gestión no consideraría la habilitación de algún espacio físico para la instalación de comercio informal.

Esto, porque ninguna de ellas posee un permiso de la Autoridad Sanitaria o de la Municipalidad de Puerto Montt.

SIN AUTORIZACIÓN

En idéntica condición está Norma Cerón (67), quien hace 22 años vende milcaos en el acceso principal por calle Seminario. 'Queremos ir al Hospital nuevo, porque no conocemos otra manera de trabajo', dijo mientras acomodaba los bastones ortopédicos que le permiten desplazarse, ya que sufre de dolores en sus rodillas.

Explicó que esperan obtener la autorización del Hospital, ya que 'la Municipalidad no está dando permisos para el comercio ambulante'.

Recordó que hace algún tiempo hubo un ofrecimiento para instalar quioscos, donde podrían vender sus productos, 'pero eso quedó en nada'.

Mientras que Herminia Ampuero (66), quien se dedica a la venta de confites y sándwiches de huevo y queso, sostuvo que para colmo de males, han notado una baja en las ventas. 'No está toda la gente que había antes, los pacientes están arriba. Estamos quedando muy poquitos y esto llega hasta el 23 (de octubre), cuando se cierre definitivamente', dice.

Respecto al traslado, afirmó que 'hay esperanzas. Trabajo en la entrada de este Hospital, por lo que espero que en el de allá podamos estar en la puerta principal del Hospital 'Doctor Eduardo Schütz', el médico de los pobres, quien era muy caritativo, humano'.

Herminia, quien sufre de una disminución de su capacidad auditiva, aseguró que todas ellas 'nos merecemos un poco de respeto, por haber trabajado aquí por más de 20 años. Nos ganamos el pan del día honradamente, con harto sacrificio'.

Angélica Vera (57) vende ropa y carteras usadas, y está ubicada ahí hace 16 años. Reconoce que está sumida en la incertidumbre en cuanto al traslado del Hospital. 'Tengo 5 enfermedades crónicas (asma, depresión, artrosis, reumatismo y problemas a sus riñones). Por eso estoy acá', explicó esta mujer quien también tiene en esa actividad su única fuente de ingresos. 'Tengo esperanzas en que nos acojan arriba. Los médicos saben todos nuestros problemas de salud', enfatizó. Aunque hasta ahora no han tenido suerte en sus gestiones, estas comerciantes aseguraron creer que se impondrá el criterio, puesto que el servicio que prestan -de manera informal- es agradecido por pacientes y personas que van al hospital de Puerto Montt.

'Tanto que hablan de apoyo a la mujer jefa de hogar, como nosotras; de las oportunidades... Y a nosotras nos están cortando las alas'.

Manuel Barrientos (63)