Hace dos días fue el aniversario de nuestra patria. Todos celebramos el 18 de setiembre en un clima de alegría y unidad nacional. Con ese mismo espíritu de unidad el gobierno debe trabajar para combatir el terrorismo en Chile. Los senadores de oposición queremos trabajar unidos con el gobierno porque sentimos el deber de tener que proteger a la población de los actos terroristas, dejando de lado nuestras diferencias históricas y políticas. Pero para que este trabajo sea fructífero es necesario que el ejecutivo tome conciencia de que estamos frente a un fenómeno peligroso y acepte que el terrorismo existe en Chile y está en evolución creciente. Hay que señalar que el período enero-julio de 2014 es el que registra un mayor número de bombas desde el año 2005. Y hace unas semanas atrás fuimos testigos de la explosión de uno de estos artefactos que causó varios heridos en las dependencias de una estación del Metro. De esta manera, la Nueva Mayoría y el gobierno debe cambiar su apreciación sobre estos actos y tratar a sus autores como terroristas y no como simples delincuentes. Lo mismo ocurre en los atentados que hemos conocido en la Araucanía. El gobierno se equivoca al señalar a priori de que ahí no aplicará la ley de antiterrorismo por estimar que se trata de un conflicto social. Nada justifica vulnerar el Estado de Derecho, quemar vivos a una pareja de adultos mayores como lo ocurrido con el matrimonio Luchsinger-Mackay y atentar de manera reiterada contra nuestros Carabineros que tratan de mantener el orden público en las zonas de conflicto. Para actuar unidos y enfrentar con éxito el terrorismo lo primero que debemos lograr en conjunto con el gobierno es llegar a un diagnóstico común acerca de lo que está ocurriendo. El gobierno debe llamar las cosas por su nombre, sin complejos. Solo así seremos eficientes en combatir el terrorismo y terminar con este flagelo que debemos ponerle corte de raíz para que no siga amenazando la tranquilidad de vivir en Chile. Por otra parte, el gobierno debe restablecer algunas modificaciones que se habían propuesto por el gobierno anterior y que tendían a darle más atribuciones a Carabineros para combatir a los encapuchados y al terrorismo. No podemos seguir cayendo en la trampa de que los delincuentes tengan más garantías que las víctimas. Debemos terminar con las condiciones que hacen que los delincuentes y los terroristas sientan que operan con total impunidad. El poder judicial también es pieza clave para enfrentar el terrorismo y la delincuencia.

Iván Moreira Barros.

Senador de la República.

Una vez más, Chile, Puerto Montt, nuestra región, han salido fortalecidos y con renovados ímpetus de superación y de progreso, -pero, sobre todo, con un más profundo amor a nuestra nacionalidad y al terruño-, luego de las patrióticas celebraciones del 18 y 19 de septiembre, los máximos símbolos del alma y voluntad libertarias de la chilenidad.

Estas sagradas fechas tienen la gran virtud de vigorizar la unidad nacional, al recordar, -profundamente agradecidos-, las heroicas gestas independentistas de nuestros señeros antepasados, así como el arduo trabajo fundacional y desarrollista de la generaciones posteriores, hasta el día de hoy. Junto con dedicar, muy especialmente también, sentimientos de valorización y gratitud al inapreciable cuidado y resguardo que aportan a la soberanía de nuestro país las Fuerzas Armadas y de Orden, igualmente siempre prestas a auxiliarnos cuando la tragedia se cierne sobre el territorio.

Se renuevan también los propósitos y las energías para continuar los chilenos -cada vez más unidos, tolerantes y solidarios- dando lo mejor de sí en la gran misión del desarrollo y engrandecimiento de Chile, particularmente desde regiones como la nuestra, con la mayor generosidad, entrega, sentido social, equidad y justicia. Donde nos ayudemos los unos a los otros a realizar los sueños y compartamos, hospitalarios, con el visitante, los dones del Creador reflejados en el simpar paisaje natural que adorna el escenario en que vivimos.

Es, asimismo, tiempo para planificar avances más equilibrados y en armonía con el entorno humano, histórico y natural. Y con ello ir superando los grandes problemas que en la actualidad enfrenta Puerto Montt, como su caótico tránsito vehicular, sus falencias de conectividad, sus debilidades en la conservación patrimonial, sus indecisiones en torno al potenciamiento del turismo, entre otras fragilidades del andar desarrollista de la capital de Los Lagos. Y sin olvidar que la planificación de todas las obras de progreso que vienen deben ser enfocadas en un horizonte de largo plazo y futurista, teniendo muy en cuenta el promisorio porvenir de Puerto Montt como la gran ciudad-puerto de enlace con la Patagonia.