Una falencia que es imperioso que los puertomontinos podamos superar, es la que se refiere a la ya característica frágil conservación de nuestros más representativos patrimonios. Deficiencia que, periódicamente, está urgiendo clamores de rescate, reposición y restauración de diversos referentes de los antepasados que han dado gloria y proyección futura a Puerto Montt. Una suerte de irreverencia, que provoca equívocas impresiones en cuanto a la valorización local de las expresiones históricas y sus heroicos protagonistas.
Pruebas al canto:
La estatua del Cacique Cayenel, un aporte al protagonismo aborigen del escultor porteño Pedro Bustamante, hace rato que la andan paseando por todos lados, yendo a parar finalmente en Alerce, a pesar de los reiterados reclamos de su creador.
El monumento al Hombre de Mar, dedicado al capitán mercante Luis Alcázar Haro, fue sacado de su lugar frente al recinto portuario en 1967, por efectos de remodelación urbana, y jamás fue devuelto, sin mediar explicación.
Los históricos murales, representando el devenir y progreso locales, junto al significado del ferrocarril, plasmados por pintores porteños -incluyendo el verso de Nicanor Parra-, que ocuparon por muchos años espacios de gran concurrencia pública, después de su retiro y bodegaje nunca más se supo de ellos. Y no obstante la preocupación manifestada por la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Montt.
El Himno de Puerto Montt -de letra y música del ex director de nuestro Diario, Ewaldo Hohmann-, reconocido como tal oficialmente por el municipio en 1996, no ha sido mayormente tomado en cuenta y en las ceremonias importantes no suele ser considerado, incluyendo los aniversarios de nuestra ciudad.
También se esfumó el nombre de nuestro columnista, profesor y poeta Salvador Zurita Mella, que lucía honrosamente en este puerto la Biblioteca Pública N°48, que es la base de la Biblioteca Regional.
Y qué decir de Monte Verde, que sigue esperando su rescate del abandono y el subdesarrollo.
Si tanto proclamamos amar, agradecidos, el pasado y sus protagonistas, ¡ya es hora de demostrarlo!