Apropósito de la necesidad de impulsar también los deportes náuticos en la maravillosa rada y canal que posee Puerto Montt, una pregunta que de inmediato salta al tapete, al aludirse dicho tema, se refiere a ¿en qué etapa se encuentra el tan prometido proyecto de una Casa de Botes para el desarrollo del remo en nuestro puerto? Carencia determinante en la lenta y magra promoción de las actividades del remo en el plano local, salvo el esfuerzo de ejemplar superación del Club Estrella Blanca y sus resonantes logros internacionales.
En los primeros días de junio de 2011, -según lo que registran los archivos de El Llanquihue-, en la entidad estrellera porteña había satisfacción por el avance que experimentaba el plan de la Casa de Botes y cuando se cumplía un año (desde 2010) del logro del comodato sobre el terreno en Anahuac donde se construirá el referido complejo náutico. Al tiempo, que se informaba de trabajos de relleno en el espacio destinado a las instalaciones, mientras se gestionaba financiamiento para el estudio topográfico para el armado del terraplén. Luego, en la propuesta figuraba la etapa de licitación del proyecto, seguida de las obras físicas y la habilitación de los servicios sanitarios electrónicos; como también se avanzaba en el anteproyecto arquitectónico del enclave. Y un mes antes, en mayo de 2011, en la dirección regional de Chiledeportes, se informaba de la presentación de un proyecto al nivel central para nueva infraestructura del remo.
Sin embargo, más de tres años después, poco se sabe de la marcha de este anhelado proyecto de una Casa de Botes para el deporte del remo de la capital de la Región de Los Lagos. Lo concreto es que el predio para concretar la obra está, pero no la obra, valga la redundancia.
Por consiguiente, urge una voz organizada, sólida y contundente, de parte de la boga puertomontina, para que haga oír -con la consistencia que corresponde- el justificado clamor de una oportunidad de superación para esta postergada disciplina deportiva, que tras perder su infraestructura y equipamiento para el terremoto de 1960, nunca más pudo disponer de la tranquilidad de contar con algo propio para progresar a paso seguro, sin carencias ni temores.