¡Qué desquicios son esos! Una incivilizada y agresiva turba de forajidos atacó, hasta con un hacha, a los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt, que la noche del miércoles último acudieron a socorrer a las familias afectadas de las dos casas que se incendiaban en calle Los Pinos de Población La colina de esta ciudad. Por fortuna, no se registraron lesionados, pero sí hubo daño en una de las líneas de agua del equipamiento bomberil que se empleaba en la emergencia.
No es la primera vez que acontecen estos desmanes delictuosos y atentatorios contra la integridad física y el trabajo de Bomberos, cuando estos han concurrido, en cumplimiento de su deber, a combatir incendios en sectores poblacionales de difícil acceso y a veces hasta carentes de equipamientos de agua. Todo lo cual ha entorpecido la eficiencia de esas misiones, siempre tan arriesgadas, valientes y generosas. Tal cual es el noble espíritu de los voluntarios y voluntarias bomberiles, que cada vez que la sirena los llama no piensa más que en servir, auxiliar, salvar del fuego a su prójimo y sus bienes, desplazándose lo más rápido posible hacia el lugar envuelto en llamas, entre otras tragedias que requieren de su intervención.
En las lamentables ocasiones señaladas, en vez de ponerse a disposición de los bomberos, para hacer más eficaz su labor, incomprensiblemente perturbados pobladores los han agredido de palabra y obra, impidiendo que cumplan con normalidad y eficiencia su arriesgada y solidaria tarea.
Y como si todo aquello fuese poco, otros, también desequilibrados sujetos, suelen ocupar la línea telefónica del Cuerpo de Bomberos, para realizar bromas señalando focos de incendio inexistentes, que distraen y malgastan el accionar de los combatientes del fuego, que así no suelen estar disponibles en caso de un siniestro de verdad, debido a estas chanzas telefónicas que son difíciles de detectar en el momento mismo en que son realizadas.
Mayoritariamente, sino todos, los puertomontinos repudian estos maléficos atentados en contra de Bomberos. Y esperan que alguna vez sus autores sean identificados y sancionados como merece todo delincuente que transgrede las normas de una civilizada y pacífica convivencia.