Cuidado con el desempleo
Con mucha tristeza, hemos sido informados de las últimas cifras con respecto al desempleo y la economía en nuestro país. En sólo los primeros 4 meses de este gobierno, se han perdido más de 90.000 empleos. 90.000 familias que hoy día ven con angustia su futuro.
Algunos dirán que esto es debido a la desaceleración económica que vive nuestro país desde el año pasado, pero no me cabe duda que ésta se ha visto extremadamente acelerada debido a las reformas que ha impulsado este gobierno y que han generado un clima de inestabilidad e inseguridad a nivel social y económico.
Si uno analiza estas cifras, la preocupación es aún mayor. De los 90.000 empleos que se han perdido, 71.000 corresponden a pequeñas y medianas empresas (PYMEs). O sea el 80% es sufrido por las PYMEs, lo cual demuestra claramente que frente a problemas externos o internos de la economía son ellas las primeras en resentirse.
Además, de acuerdo a un reciente informe de Fuerza Emprendedora, la calidad del empleo se ha deteriorado en éstos últimos 4 meses, empeorando las condiciones laborales de los trabajadores. Esto demuestra que la economía es un gran engranaje en donde a quienes más hay que cuidar son a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Pero creo que la mayor preocupación no viene del mundo económico y laboral, sino de nuestra humanidad y dignidad. Como dijo el propio Papa Francisco hace sólo unos meses, 'sin trabajo la dignidad humana está herida' y que es 'necesario reafirmar que el trabajo es una realidad esencial para la sociedad, para las familias y para los individuos, y que su principal valor es el bien de la persona humana, ya que la realiza como tal, con sus actitudes y sus capacidades intelectuales, creativas y manuales'.
Entonces, ¿no será necesario que este gobierno ponga las prioridades en el orden que corresponde? Estoy de acuerdo en la necesidad de poner en marcha ciertas reformas, pero no a cualquier costo.
La protección del empleo es una prioridad que va en beneficio de la persona humana, su familia y la sociedad entera. Para eso, tenemos que cuidar de las empresas y tener reglas claras para ellas.
Y cuidado con creer que un Estado todopoderoso y, por sí solo, puede hacer que todo un país pueda vivir dignamente y que sea feliz.