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Devolviendo la dignidad a un niño asesinado

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Estoy seguro que uno de los hechos que mayor dolor puede causar a una familia es dar sepultura a un hijo. Las leyes propias de la naturaleza nos preparan para vivir lo contrario, y que seamos los hijos quienes debemos despedir a nuestros padres, por ello es que ver partir un miembro de la familia que fue engendrado por nosotros mismos es un trance difícil y amargo.

Hago esta reflexión inicial porque el funeral en el que acompañé a Bernarda Gallardo y Jaime Barría este sábado me caló hondo en el corazón, y no sólo a mí, sino que a la mayoría de los presentes. Ellos estaban dando sepultura a un hijo, pero en un marco de alegría.

Con globos al viento, la participación de los scouts del Colegio San Javier y de los niños de la Armada Blanca, hicieron del rito de despedida Cristóbal de una jornada particular, una jornada en la que se respiró esperanza.

Y es que la tarea que se ha auto encomendado Bernarda con el incondicional apoyo de Jaime es admirable y va en la esencia de la condición humana: El devolver la dignidad a los más pequeños, entregarles un nombre y una sepultura, que es precisamente lo que se vivió este sábado en el Cementerio Municipal de Puerto Montt.

Al igual que sus hermanitos Aurora, Manuel y Víctor, Cristóbal fue encontrado en la basura. Tras conocer la noticia Bernarda y Jaime comenzaron los trámites para adoptar a este niño, convertirlo en su hijo, darle un nombre, una identidad y una despedida, para lo cual debieron enfrentar una seguidilla de trámites por más de dos años.

Este acto, su inscripción como hijo en el registro civil, la entrega de un nombre, lo convierte en un ciudadano más de nuestro país. Si bien no le devuelve la vida, deja un registro de su existencia y en lo administrativo lo otorga hasta un número de cédula de identidad. En definitiva el esfuerzo de Bernarda y Jaime sacan del anonimato a un niño NN que fue cobardemente asesinado, para integrarlo a la sociedad. Todo esto, tomando en cuenta que la principal característica de la condición humana es el vivir precisamente en una sociedad organizada.

Es lamentable que niños como Cristóbal sean encontrados en la basura por un acto cruel, cobarde y despiadado como es dar muerte a un ser indefenso. Pero actitudes y esfuerzos como los de Bernarda y Jaime, son una muestra de luz para nuestra sociedad, esa sociedad que ya ha integrado a cuatro personas: Aurora, Manuel, Víctor y Cristóbal.