Según ha trascendido, el restablecimiento del servicio ferroviario se iría concretando por tramos a través de nuestro territorio, siendo una de las iniciativas, dentro de estos planes, la puesta en marcha de los denominados trenes de cercanía como el que se proyecta habilitar entre Osorno y Puerto Montt.
La intención, sin embargo, no parece entusiasmar mucho en el medio local, sobre todo entre los integrantes del Centro para el Progreso de la capital regional, que se mantienen firmes en los imperativos de continuar luchando por reactivar un ferrocarril de pasajeros definitivo entre Santiago, estaciones intermedias y nuestro puerto, que sea moderno, rápido, seguro y confortable, y no de medio uso como el que se quiso instalar hace algunos años y que, por lo mismo, fracasó.
Otros, sin embargo, se conforman con esa propuesta de ferrocarriles cortos, en la esperanza de que puede ser el comienzo del soñado regreso del tren que recorra a Chile en toda su extensión, como debería ser propio de un territorio tan largo y apto para esta clase de medios de transporte terrestre. Más todavía cuando la actividad turística está llegando a sus puntos más altos, tanto desde el exterior como del interior.
Está, por lo demás, comprobado que las soluciones de parche nunca han resuelto los problemas, no pasando de ser más que paliativos transitorios, que no han hecho más que prolongar y agravar más aún la enfermedad en este caso del transporte.
No olvidemos que hay más de 40.000 firmas ciudadanas, recolectadas en su oportunidad por el Centro para el Progreso y su Comité pro Tren, que testimonian y avalan la férrea aspiración puertomontina y sureña de que se recupere de una vez por todas el ferrocarril, que desde sus albores en 1912 trajo la dinámica pujante del progreso a estos confines.
El ferrocarril, por su calidad de clave alternativa estratégica de transporte, como por la configuración misma en extensión del país y calidad de su vía férrea, será siempre un recurso vital e indispensable de mantener en toda su capacidad y eficiencia. Y no fraccionado en su conectividad y servicio, porque así no le cumple al país ni le responde a sus habitantes, que esperan mucho más del Estado chileno.