Alemanes porteños celebraron en grande su cuarta estrella
Campeones. Gol de Götze desató la fiesta de la colonia germana, que se reunió especialmente para ver el partido.
argentina. La tristeza invadió el hogar del ex jugador delfín Alejandro Naif y en especial, para los hijos del deportista.
Tras 113 minutos de tensión, el gol de Mario Götze desató la celebración en el Club Alemán de Puerto Montt.
Los siete minutos restantes de la segunda etapa del suplemento, sólo fueron un trámite para la colonia teutona, que a partir del mediodía, se dio cita en el subsuelo del céntrico establecimiento de la capital regional para ver la transmisión televisiva del partido frente a la Argentina de Messi.
El pitazo final hizo realidad lo que el centenar de chilenos germanos esperaban por más de 24 años: el cuarto campeonato del mundo del cuadro europeo.
Georg Wammes, cónsul honorario de Alemania en Puerto Montt, sostuvo tras el encuentro que 'fue un partido muy duro. Temimos llegar a la definición a penales, pero el gol de Götze me devolvió el alma al cuerpo y aseguró la victoria alemana en un partido intenso. Estamos muy contentos con este triunfo, Alemania se merecía la Copa del Mundo por su gran juego colectivo'.
Similar es la opinión de Thomas Herz, para quien el partido fue muy parejo. 'Se notó que estaban los dos mejores equipos del mundo, aunque siempre estuve seguro que ganaría Alemania. Esta es la tercera vez que jugamos una final con Argentina y ahora nos tocaba a nosotros. Es la misma sensación que viví hace 24 años cuando vencimos a los trasandinos en la final de la Copa del Mundo de Italia 90'.
Claudio Stange llegó a seguir los destinos de la escuadra germana en familia, tal como lo hizo hace cuatro años, cuando Alemania jugó la semifinal ante España, para el Mundial de Sudáfrica 2010.
'Mi mamá es alemana, y vinimos en familia a ver este partido, que no es cualquier encuentro, es la final de la Copa del Mundo. Estoy feliz, porque puedo celebrar esta victoria junto a mi esposa e hijos. Hace 24 años celebré el triunfo en la final de Italia 90 en el campo de unos amigos, en la comuna de Los Muermos, donde nos juntamos varios descendientes de alemanes', contó.
Para Pablo Brahm el partido obedeció a lo característico de una final 'con ocasiones de gol para ambos cuadros, pero con la victoria alemana'.
El rostro de amargura del pequeño Byron fue la expresión de todo el pueblo argentino y de otros cientos de hinchas que apoyaron a la albiceleste en distintos lugares de la zona.