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Villa La Angostura armó un carnaval insospechado tras dolorosa derrota

festejo. Finalizado el partido, los habitantes de la localidad trasandina cercana a Osorno salieron a las calles a pie y en vehículos para reconocer el desempeño de su selección en Brasil.

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Cuando Argentina clasificó a la final del Mundial de Brasil, tras vencer en la definición a penales a Holanda, Villa La Angostura -la localidad argentina más cercana a Osorno, que se ubica a 150 kilómetros de la capital provincial- vivió un inédito carnaval en sus calles.

Tanto se festejó el logro, que hasta llamó la atención de medios nacionales trasandinos, que publicaron en sus portales algunas de las imágenes y videos de la algarabía generada en este recóndito rincón de la Patagonia trasandina, que se hizo conocido mundialmente hace tres años cuando las cenizas emanadas de la erupción del cordón montañoso El Caulle prácticamente dejaron sus calles y viviendas sepultadas bajo un manto de material volcánico.

Y aunque ayer, luego de 113 minutos de ilusión, el gol alemán echó por tierra toda posibilidad de repetir lo conseguido por Argentina por última vez en 1986, los habitantes y turistas de la villa trasandina se repusieron rápidamente de la derrota e igualmente recorrieron de punta a cabo la avenida Los Arrayanes -la principal de la localidad- para reconocer lo realizado por el combinado albiceleste en tierras brasileñas.

'Es que la selección nos regaló un mes de ilusión y lo dejó todo en la cancha. Eso debe ser motivo de alegría y reconocimiento', señalaba Ramón González, un turista de Buenos Aires que llegó de vacaciones a Villa La Angostura y se sumó a los festejos.

'Esto es como una catarsis. Hemos vivido momentos complicados en la villa por todo lo que significó la caída de la ceniza tras la erupción (del 4 de junio de 2011), y hoy festejamos como parte de una Argentina que demostró que no está muerta y que lo tuvo a un equipo que le hizo 7 a Brasil', explicaba Romina, una dueña de casa residente de la villa que salió junto a sus dos pequeños hijos a celebrar a todo pulmón el segundo lugar albiceleste.

Evidentemente hubo muchas caras tristes tras el pitazo final del compromiso, que fue seguido minuto a minuto en televisores y pantallas gigantes instaladas en restaurantes y cafés, a través de la transmisión de la Televisión Pública Argentina (TVP).

En el bar Ruta 40, los gritos de 'dale puuuulga', para alentar a un opaco Messi o 'te lo devoraste Pipa', en referencia a un balón que falló Higuaín a los 20' prácticamente solo frente al portero alemán, alternaban con el 'cobrá una' y el infaltable 'hijo de puuuu…' dedicados al árbitro del partido.

Todo, mezclado con las sucesivas corridas de cerveza artesanal -cada vaso de 350 cc. a un valor aproximado a los 4 mil pesos chilenos-, así como las pizzas, papas fritas y platos de fiambre que copaban las mesas.

Tras el gol germano, en todo caso, las caras se transformaron y, por un minuto, el silencio se apoderó prácticamente de toda la villa. A esa altura, nada hacía pensar lo que pasaría pocos minutos después, con el fin del compromiso, cuando de estar absolutamente vacía, la avenida Los Arrayanes comenzó a sumar automóviles cuyos conductores tímidamente comenzaban a hacer sonar sus bocinas.

Minutos más tarde se agregaba una batucada, que fue acompañada de más de un centenar de personas a pie y varias cuadras de automóviles con pasajeros portando banderas,con las caras pintadas o montados sobre camionetas, lo que nuevamente transformó la localidad en un verdadero carnaval. Inusitado, sorprendente, pero que da cuenta de una hinchada para la cual una derrota en la que se dejó todo en la cancha es también motivo de celebración. Y de las grandes.

Ya en la Aduana El Rincón, al cruzar desde Chile antes de las 9 horas, quedaba claro que la del domingo podía convertirse en una jornada histórica para los trasandinos.

'Nosotros nos tenemos fe', comentaba Mario Damián, funcionario de Gendarmería Argentina, dejando en claro que al frente tendrían un rival poderoso y de respeto. Por la mañana, su preocupación era poder desplazarse unos metros hacia el sector de Aduana, donde un antiguo televisor Sony de 20 pulgadas le daría a los funcionarios la posibilidad de ver el compromiso.

Más cerca de la Villa La Angostura, en el mirador Inacal, 'Manolo', el encargado de la furgoneta que vende fotografías a los visitantes con una espectacular vista del lago Nahuel Huapi y la compañía de un perro San Bernardo, ponía la nota de cautela: 'El problema de Argentina es que el equipo no puede depender sólo de un jugador. Y Messi frente a Holanda no jugó a nada', comentaba.

Eran las dos caras de la 'previa' de un país con 40 millones de habitantes y prácticamente igual número de 'entrenadores' por afición. Y es que también en este apartado rincón del país -donde los deportes más comunes son el esquí, mountain bike y trekking- ayer el tema no era otro que la final mundialista.

La máxima cita del balompié del planeta hacía olvidar por algunas horas incluso algunos de los temas que habían marcado la pauta los últimos días en la villa, como la llegada de un cinemómetro para el control de velocidad en la ruta hacia Bariloche o el aumento de los robos a viviendas, algo impensado hasta hace poco en una localidad caracterizada por su seguridad.

Ya al mediodía, en la avenida Los Arrayanes -la principal de La Angostura- era posible apreciar cómo muchos locales ajustaban la ubicación de sus mesas en torno a los televisores y algunos ya contaban con reservas completas, principalmente de turistas que deseaban observar el partido en compañía de otros fanáticos.

En las calles, en tanto, el sol ayudaba a entibiar la fría mañana, cuando el termómetro marcaba 5 grados celcius a las 11 horas, suficientes como para que los más entusiastas lucieran las camisetas de la selección nacional. También se podían observar varios vehículos con patente chilena y otros de provincias cercanas, cuyos pasajeros comenzaban a disfrutar las vacaciones escolares de invierno, precisamente el periodo de temporada alta para el turismo en esta zona. Lo que vendría por la tarde, sería el corolario de una jornada tensa, marcada por las conversaciones en torno al fútbol y donde todos tenían una opinión sobre lo que pasaría. La respuesta más acertada, en todo caso, la tenía 'Manolo', aquel fotógrafo que se declaraba poco aficionado al fútbol, aunque como la gran mayoría de los argentinos interrumpió su labor dominical para llegar a casa y no perderse detalle de la definición.

'Si no aparece Messi, estamos liquidados', insistía en una conversación por la mañana. Y vaya que tenía razón. Mucha.