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El drama que viven los ex trabajadores de la forestal que cerró sus puertas en Frutillar

Tres meses sin sueldo. Afectados relatan la forma en que se las arreglan para salir adelante. Dicen que esperan poder trabajar, aunque hasta el momento no han sido finiquitados luego que la empresa de capitales coreanos cerrara sus puertas.

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Canastas con alimentos y ayuda de familiares, han recibido los ex trabajadores de la empresa Shin Gwang Forestal, que cerrara sus puertas en Frutillar dejando a 96 trabajadores sin su fuente de empleo.

Para ellos, la situación se tornó bastante compleja por cuanto este lunes se cumplirán tres meses en los que no han recibido remuneraciones, en la mayoría de los casos, ya que hay otros que no cobran desde comienzos de este año.

Durante las próximas horas se contempla que sean recibidos por el intendente Nofal Abud, a quien le plantearán el delicado momento que viven.

Tanto de la Municipalidad como de la CUT y de la Seremía del Trabajo, han recibido distinto tipo de ayuda para pasar este mal momento.

Son los propios trabajadores los que dan cuenta el drama que sortean a diario para poder vivir, el que se acentúa aún más debido a que la imposibilidad de firmar sus finiquitos les genera complicaciones a la hora de buscar y de conseguir una nueva fuente laboral.

Y no sólo ello, sino que tampoco pueden cobrar sus seguros de cesantía, lo que profundiza más el problema, por cuanto están imposibilitados de regularizar sus compromisos comerciales, entre los que se cuenta el pago de los dividendos.

testimonios

María Maichil es la madre de Amelia Martínez. Según cuenta, son ellos -los padres- quienes le ayudan para salir adelante durante este tiempo.

Detalla que desde el campo donde viven le envían cosas para que pueda vivir, ya que 'no tiene nada. No tiene cómo pagar sus cuentas, como el arriendo. Lo mismo sucede con las demás personas', dado que no tienen sueldo.

Maichil dice que conoce a personas que se adeudaron aún más de lo que estaban antes de que la empresa, que hoy se encuentra en manos del Banco Santander, cerrara sus puertas.

Lo que vive la hija de Maichil no es lejano a lo que atraviesa Mario Benavente, quien, además, tuvo que soportar presiones mayores dado el cargo que tenía en la empresa.

En la forestal se desempeñaba como jefe de abastecimiento de la planta y por lo mismo desde enero que no recibe remuneraciones.

Peor aún, le tocó dar la cara ante los trabajadores y las entidades con las que mantenía compromisos la forestal.

Por tal motivo, cuenta que hasta hace 15 días seguía recibiendo llamados de parte de los trabajadores, reclamándole por su sueldo y tuvo que soportar que -incluso- un acreedor llegase con un fierro para tratar de agredirlo. 'Me tenían con la aspirina de que llegaría una inversión desde Corea, de 300 mil dólares, y con eso me tenían esperanzado para que no me fuera o no atornillara al revés', relata.

Su drama se profundiza aún más producto que 'me dejaron mal con la gente, porque en los últimos meses y producto a que el gerente andaba arrancado por las imposiciones, por orden de arraigo, hipotecamos nuestra palabra. Yo quedé mal porque hablaba directamente con los proveedores con la esperanza de que llegase la inversión que llegaría desde Corea. Yo les decía que no se preocuparan, que la plata llegaría..., pero puras mentiras, si no tenían plata'.

Tras el cese de funciones de la planta, 'comencé a vivir a la bolsa de mi señora. Estoy cafichándole y esperando qué ocurre con esta situación y que pasen estos meses para comenzar a buscar un trabajo'.

Benavente, quien es padre de tres hijos (18, 9 y 3 años), adelanta que espera -junto a sus compañeros- poder presentar un reclamo a través de la Embajada para dar con los responsables, ya que esta empresa tendría una casa matriz en Corea. Es tan complejo lo que atraviesa, que cuenta que hace un mes llegó un proveedor a 'buscarme y andaba en un camión forestal. Llegó con un fierro a pegarme... Yo no estaba, así que luego lo llamé para decirle que no tengo nada que ver, que es la empresa y no yo la que le debe'.

Elvis Iglesias, quien es el vocero de los afectados, cuenta que 'gracias a Dios mi señora es profesora y vivo de lo que ella produce. Nos hemos apretado con la plata, pero no es el caso de todos, porque hay quienes no tienen qué comer. Y por eso levanté la voz'.

El técnico forestal cuenta que si la planta no se reactiva se verá obligado a buscar horizontes en otras ciudades.

Además, cree que 'pagaré los platos rotos por esta situación, pero estoy tranquilo porque tuve que iniciar acciones por mis compañeros. Hay días que me bajoneo, pero tengo que motivar a todos mis compañeros'.

Con el apoyo de la CUT, sentencia que no parará en su lucha por sus demandas.

Ángela Cisternas es otra de las personas afectadas y según cuenta el viernes la Dideco les había ofrecido una canasta familiar, pero finalmente ello no ocurrió 'y nos dijeron que como algunas personas no tenían la Ficha de Protección Social se debía espera hasta la próxima semana'. Fue madre hace un mes y tiene otro hijo de 2 años 10 meses y para poder subsistir vive con sus padres, a lo que le suma la ayuda de su esposo que trabaja afuera. 'Se me hace difícil porque mi hijo tiene problemas médicos, hay que hacerle exámenes y debo viajar a Puerto Montt'. Sobre su futuro, dice que es algo que tiene que analizarlo con los abogados, ya que 'con guagüita recién nacida ¿cómo busco un trabajo?'. Espera que la próxima semana le podrían pagar su prenatal, para la cual tuvo que hacer una serie de trámites para que le puedan cancelar, pero tiene dudas de lo que pueda ocurrir con el postnatal.

Más problemático es el escenario si se considera que no les pagaron las cotizaciones, en circunstancias que les hacían los descuentos, según acusa.