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La buena memoria

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Demás está decir que en Chile pareciera que el concepto de memoria histórica aún no tiene el peso que debiera tener. Muestra de ello son las palabras del presidente de La Polar, César Barros, refiriéndose a la actual discusión de la Reforma Tributaria ('…no hay que lamentarse si después salen reformulaciones de Patria y Libertad'.), las cuales, más allá de provocar molestia y un pánico absolutamente ficticio, es una afrenta directa, dolorosa, a miles de personas que aún sufren con el recuerdo de las consecuencias que la polarización y dichos como el ya señalado generaron en los años 70' y siguientes.

Es un ejemplo claro, además, de cómo ciertos sectores del país pretenden, a través del miedo, continuar con las mismas prácticas que han llevado a que nuestra sociedad tenga hoy en día niveles de desigualdad vergonzosos.

'Quien no conoce su historia está condenado a repetirla', dice el poeta y político Nicolás Avellaneda; y es precisamente ésta la tarea que nos cabe desarrollar a todos, chilenos y chilenas. Construir una nación sentada en los hechos que hoy nos sostienen como ciudadanos: con dolores (inmensos) y alegrías.

De ahí que se hace merecido reconocer el anuncio del ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio, de crear un anteproyecto para que el ex edificio de la PDI en Puerto Montt se transforme en un sitio para el rescate de la memoria de quienes vieron violentados sus derechos humanos durante la dictadura militar.

Sin dudas, lo del domingo recién pasado fue una jornada especial. Más de 2 mil compatriotas que fueron vejados en dicho recinto, incluyendo mi padre Luis Espinoza Villalobos, son testigos ahora, desde diversos rincones, de tan importante noticia.

Generar este tipo de acciones es, quizás, una esperanza para que nuestros hijos y nietos conozcan y palpen de verdad lo que es la democracia y el ejercicio pleno de sus derechos, por cuanto sólo la buena memoria permite aprender de nuestros errores y construir los días venideros de manera más plena y justa.

Por todo ello, mi gratitud y la de toda la región hacia el ministro de Bienes Nacionales y el intendente Nofal Abud por tan noble iniciativa. Y agradecer, por supuesto, el rol de las agrupaciones de DD.HH. que, con su lucha, evitaron que en el gobierno de Piñera se vendiera este inmueble a privados.

Un pulmón verde

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Así como con bastante persistencia, nuestro Diario -haciéndose eco del clamor de sus lectores y la comunidad en general, como de su propia iniciativa a través de campañas progresistas- ha insistido en los imperativos de un parque urbano y áreas verdes que oxigenen a un Puerto Montt cada vez más acorralado por la modernización encementada y la profusión de obras materiales, en esta oportunidad resaltamos en justicia la sabia y visionaria determinación de las autoridades - encabezadas por el intendente Nofal Abud- de llevar adelante la concreción del proyecto de habilitación de un gran Parque Urbano y complejo cultural en los terrenos (Egaña alto-Vista Hermosa) donde funcionó hasta mediados del decenio pasado el puerto petrolero.

Superada ya la fase sanitaria del predio, el proyecto y obra tendrán el impulso de las secretarías regionales ministeriales de Vivienda y Bienes Nacionales, junto al apoyo del municipio, con la participación inicial de la comunidad respecto a cómo quieren que sea la zona verde-cultural actualmente en planificación. De modo que será indispensable una clara y consistente voz ciudadana en esta decisiva etapa.

En los últimos lustros, este anhelo de espacios naturales se ha hecho presente con elocuencia sobre todo en las encuestas realizadas en la ciudad, como la de Adimark, donde los puertomontinos siempre reiteraron -como prioritaria necesidad- la instalación de áreas verdes y un gran parque natural para la capital regional, donde las familias pudieran recrearse y compartir normal y sanamente.

El interés público se inclina también por complementar el proyecto del parque urbano con equipamiento cultural. Donde haya cupo para las actividades artísticas, particularmente para la juventud que es la que siempre está careciendo de estas opciones. Incluso, hasta podría tener cabida alguna de las históricas casonas que hoy están en riesgo de demolición en la ciudad y en cuyas dependencias, una vez restauradas, hubiera espacio para el desarrollo de las artes.

Puerto Montt requiere con urgencia de su oasis y pulmón verde, que le permita crecer y desarrollarse sostenida y progresivamente a paso seguro, gracias a una mejor calidad de vida de sus habitantes.