La Universidad de Los Lagos, que lo adquirió, decidió conservar la fisonomía del edificio del ex Colegio San Javier.
Había temor en la comunidad por el incierto futuro que esperaba a la integridad física del establecimiento, al concretarse la venta del más que centenario inmueble del Colegio San Francisco Javier. Sin embargo, no pudo caer en mejores manos, al ser adquirido por la Universidad de Los Lagos y sus proyectos de desarrollo, donde existe una especial preferencia y dedicación por el resguardo patrimonial de Puerto Montt.
De manera, que el histórico edificio de la calle Guillermo Gallardo, construido en 1893 y en 1991 declarado inmueble de conservación en el Plan Regulador de la capital regional, -junto con ser preservado como corresponde a su importancia histórica- su destino universitario incluye, a contar del segundo semestre de este año, el funcionamiento de las carreras de Arquitectura y Pedagogía en Artes, para más tarde añadir espacios para actividades de doctorado y magíster.
Todo apunta a que el añoso establecimiento, -encabezado por su templo y la torre campanario, que es monumento nacional- habrá de mantener su tradicional y particular fisonomía, para orgullo de Puerto Montt, pues se trata de uno de los símbolos importantes del pujante devenir de nuestra ciudad puerto de las cuatro colinas (Melipulli).
El propio vicerrector del Campus Puerto Montt de la ULagos, Claudio Rivera, anunció que en el segundo semestre del presente año el edificio sería abierto, tomándose los resguardos para que quienes lo deseen visitar puedan hacerlo en determinadas fechas del mes.
No cabe duda, que quienes más celebrarán esta iniciativa y gran obra serán los ex alumnos sanjavierinos (una pléyade hoy de grandes personas, profesionales y servidores del país), que de vez en cuando querrán -incluso viniendo desde otros lugares del territorio- revivir aquellos inolvidables episodios de las mocedad estudiantil, recorriendo las mismas aulas y patios donde fueron felices "pumitas" soñadores y de tan nobles sentires.
Es, por lo demás, lo que Puerto Montt espera de sus hijos: que cuiden sus herencias de tradiciones, costumbres e historia. Y de manera especial aquellos patrimonios más emblemáticos, que retratan la heroica gesta emprendedora de nuestros antepasados.