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La lluvia no mermó el fervor de los fieles

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Mirta Vega

El mal tiempo casi jugó una mala pasada al Vía Crucis a Puerto Varas, y aunque hizo bajar el número de fieles que se esperaban a la cita, no aminoró el entusiasmo de quienes caminaron 20 kilómetros hasta el Monte Calvario.

Al término del Vía Crucis, que este año se prolongó por casi siete horas, el arzobispo, monseñor Cristián Caro, explicó el sentido que tiene llevar la Cruz y que "así como la llevó el Señor, es lo que debemos hacer: ayudar a llevar la cruz de nuestros hermanos, cargar con el mal del mundo y nuestro propio sufrimiento", sostuvo.

Cada parroquia otorgó distintas interpretaciones de las estaciones, haciéndolo muy actual y viviente, como lo que mostró la capilla del Colegio Inmaculada Concepción de Puerto Varas, donde se recreó a un Jesús sufriente en la Cruz por los jóvenes que están fuera de su camino. Fue la Estación N° XII "Jesús muriendo en la cruz". El profesor Francisco Möedinger contó que la idea fue "llevar a Cristo al presente, lo que estuvimos preparando durante el año con teatrización".

Las columnas desde Puerto Montt, Llanquihue y Braunau, comenzaron a llegar alrededor de las 12.30 horas. También cumplió con su cometido el hijo del atleta Claudio Carrasco, que corrió 55 kilómetros.

La Parroquia Nuestra Señora de Fátima, de Puerto Chico, tuvo a su cargo la XIII estación "El Señor es bajado de la Cruz". La dramatización tuvo características sobresalientes, haciendo gala de su histrionismo. Todos son chicos de la comunidad parroquial, vestidos de acuerdo a la época. Cristo fue Diego Sastre; los ladrones, Cristóbal Soto, Juan Chodil y César Alvarado; de Virgen María, hizo Gabriela Soto, y María Magdalena, Romina Velásquez. La recreación emocionó a todos. Su recreación fue muy similar a las circunstancias que recuerdan los momentos de dolor de la Virgen María.

También, tuvo una destacada participación la Estación de la parroquia "Nuestra Señora de la Candelaria" de Alerce, que tuvo muy buena amplificación, espíritu de cordialidad, coro perfecto y con una representación de su estación muy bien coordinada.

San José Obrero, de Villa Cordillera, también tuvo muy buena música con la orquesta que montó sobre un camión.

Lo bueno de todo, se comentó, es que a pesar del frío y lluvia que había a las 6.30 horas, comenzaron a llegar jóvenes muy entusiastas y dispuestos a enfrentar la caminata.

A pesar de todo, estos jóvenes fueron capaces de dejar el chateo, las consolas y sus carretes, desatacando su espíritu.

Rony Loaiza, que lleva 34 años participando, acompañando a los jóvenes de San Pedro, comentó que "queremos que este Vía Crucis sea un repensar", dijo. Francisco Hernández, de la comunidad de Jesús Obrero de Modelo, lleva 10 años en este peregrinar y todo por "agradecer a Dios y pedir para que nos siga acompañando". Lo mismo dijeron Jacqueline Concha y Jacqueline Oyarzún. Olga Soto lleva 20 años realizando el Vía Crucis y ahora llevó a sus hermanas Fresia y Marcia.

María Angélica Gallardo tiene una manda, su hijo Félix tuvo cáncer y ella también, por lo que ambos están hace 14 años haciendo el Vía Crucis para pagar el "que Dios los haya mejorado". Vitale Barría, de 80 años, llegó con bastón. Tomó el bus a las 8 de la mañana en Osorno y luego bajó en la Carretera en el cruce de Puerto Varas. Caminó y tomó un colectivo que la llevó hasta el Monte Calvario de Puerto Varas. "Esto lo hago habitualmente", comentó mientras era ayudada por scouts. Estos pertenecen al grupo "Vientos del Sur" de Puerto Varas.