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El crucerismo y Puerto Montt

La industria turística de cruceros es un importante recurso desarrollista, que Puerto Montt debe cuidar e impulsar.

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Indefectiblemente, los destinos de Puerto Montt están -de modo inapelable- vinculados a su mar, que, generoso, le brinda inapreciables oportunidades de alimentación, exportaciones, productividad acuícola y la recalada de los gigantes oceánicos.

Recién ha terminado otra importante temporada cruceros, que trajo hasta a nuestra bahía la recalada de 43 de esas espectaculares meganaves. Fueron miles de turistas extranjeros, junto a los tripulantes de los barcos, quienes conocieron la zona y su capital regional. Sinónimo, por cierto, de interesantes ingresos económicos y de excepcional medio de promoción internacional de lo mejor que tenemos en paisaje, tradiciones, gastronomía, recreación, artesanía, entre otras sorpresas de autóctona raigambre y así preferidas conforme a las tendencias imperantes en la industria del turismo global.

Progresivamente, y a seguro paso, Puerto Montt ha ido mejorando sus servicios al turismo de cruceros marítimos, en la certeza de que se trata de un indispensable reforzamiento a esa palanca de desarrollo que viene del mar y de la cual la recalada de los grandes transatlánticos es una parte influyente.

En tal sentido, es imperioso optimizar -con los espacios necesarios y el equipamiento de vanguardia- el recinto portuario para la mejor atención posible a estos colosos marinos, que son fuente de divisas y proyección mundial. Y cuyas recaladas se espera que se irán incrementando en los años venideros.

Conscientes de la trascendencia del recurso cruceros, no han faltado iniciativas para reforzar su consolidación. Mientras, por un lado, se ha sugerido emplazar un terminal de mayor calado en la zona donde llegaban los barcos estanques del desparecido complejo petrolero (área marítima de Pichi-Pelluco), por otra parte, se ha mencionado, incluso, la idea de aprovechar las instalaciones del Terminal de Buses, en caso de que este se traslade al sector alto, para que sean utilizadas en la recepción de los pasajeros de los megacruceros.

Conviene canalizar bien estas inquietudes. Analizarlas a y determinar lo que sea mejor y más factible. Las temporadas de cruceros ya son parte de Puerto Montt y hay que cuidarlas con el mayor esmero.

Reforma tributaria: más igualdad para Chile

"Previendo que la recalada de estas grande naves se incrementará en el futuro, urge esforzarse en optimizar el equipamiento de servicio a los gigantes del mar"

"Chile necesita un sistema tributario sostenedor del Estado y no para proteger economía..."

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La Reforma Tributaria propuesta por el Gobierno de la Presidenta Bachelet se ha convertido, por estos días, en uno de los principales temas de la agenda política y legislativa del país. No sólo por la magnitud de los cambios que se proponen, sino porque además ataca de frente al problema base del sistema tributario chileno: su falta de equitatividad. A pesar de las modificaciones que se han efectuado al modelo vigente desde 1984, este sigue respondiendo a la idea de incentivar el crecimiento económico -"cuidar la economía", le llaman-, cuestión que en la práctica se ha traducido en otorgar facilidades y menores costos a los que tienen más, mientras la mayor carga, comparativamente, se la llevan los que tienen menos. La gran mayoría de los chilenos destina una parte importante de sus ingresos al consumo. Son por tanto, los que más IVA pagan y quienes menos capacidad de ahorro poseen. Además son víctimas de alzas continuas en sus planes de previsión y salud, del combustible, de la locomoción y del crédito, e incluso de los alimentos, que según la FAO son más caros en Chile que en el resto de América Latina. Los grandes empresarios, en cambio, sólo están obligados a tributar sobre la base de los retiros de sus ganancias. Si no las retiran y las reinvierten en sus propias compañías para hacerlas crecer, simplemente no tributan. Es injusto que así sea, pero es perfectamente legal, porque el sistema lo permite. La Reforma Tributaria permitirá corregir aquellos aspectos del sistema actual que generan distorsiones que se traducen en desigualdad. Chile necesita un sistema tributario que dé sustento al Estado y no para "proteger" la economía, que permita financiar la Reforma Educacional y nuevos programas de protección social, que aliente el ahorro y la inversión, que sea eficiente en el control de la evasión y la elusión y que establezca la equidad que al país le hace falta. Esa equidad debe tener, necesariamente, un correlato con las regiones, que hoy son grandes víctimas de la desigualdad, porque aportan mucho, pero reciben de vuelta muy poco. Existen actividades productivas asociadas claramente a las regiones que hacen uso de la infraestructura pública e impactan -no siempre de modo positivo- en el ambiente natural y social. Resulta justo aspirar a que sus tributos sean reinvertidos, con grados crecientes de autonomía, en la propia región. Esta materia también deberá formar parte del trabajo de la recientemente creada Comisión de Descentralización y Regionalización.

Senador por la Región de Los Lagos.