Diez años cumple la escuela de danza que apuesta por la inclusión
Paula Guerra Palma
El próximo domingo 23 de marzo la escuela de danza de Mónica Bustos cumple 10 años, que en palabras de su ideóloga, Mónica Bustos, ha tenido más de dulce que de agraz.
A Bustos siempre le gustó la danza. Desde pequeña soñó bailar y mientras fue creciendo comenzó a darse cuenta que más que eso, lo que quería hacer era enseñar danza, y así compartir el conocimiento de este arte con otras personas.
Fue de este modo como llegó con 17 años a estudiar Pedagogía en Danza en la Uniacc de Santiago, lugar desde el cual regresó a Puerto Montt con el objetivo claro de continuar bailando y enseñando.
Mónica Bustos estaba empeñada en armar una academia de danza. Su esposo, Juan Teke, siempre la ha apoyado, y esta vez no fue la excepción. "Me empezó a asesorar en todo lo relacionado a la instalación de la academia. Eso permitió que la fundáramos el 23 de marzo de 2005, el mismo día de mi cumpleaños", cuenta la profesora, que empezó a dar clases en la ex casona del BancoEstado.
Pero las cosas no se dieron fáciles para esta amante de las artes escénicas: cuando abrió la academia sólo tenía una alumna. "Eso me deprimió un poco. Yo empecé enseñando ballet y danza contemporánea, pensando en que nos iba a ir bien, pero los tres primeros meses no veía resultados", comenta, y reconoce que en esos días se sintió tan derrotada que, de no ser por su esposo que la instó a seguir adelante, no hubiese llegado hasta donde está. "Hoy en día nos faltan espacios, a veces para todo lo que necesitamos. Hemos llegado a tener más de 100 alumnos", cuenta.
Lograr todo este éxito no le cayó del cielo a Mónica. Y es que para llegar hasta donde actualmente está, hizo una arriesgada apuesta, que consiste en dar clases a personas sin distinción, ya que ,según su modo de ver, "todas las personas pueden bailar".
Y gracias a esta apertura, es que para entrar a la academia de Mónica Bustos no es necesario poseer habilidades especiales para la danza, pues, según afirma, "éstas habilidades pueden adquirirse con el tiempo. Yo estoy segura que trabajando sistemáticamente una persona puede llegar a desarrollar estas habilidades", asevera.
Por lo mismo, su siguiente desafío fue hacer danza a niños menores de 3 años. "Se supone que la danza se puede comenzar a enseñar desde los 4 años, cuando los niños manejan cierto tipo de movimientos, pero yo aposté por partir desde más pequeños y así llegué al baby dance", manifiesta la maestra.
Ahora, cuenta con alumnos desde los 2 años y medio hasta mayores de 30 años, sin hacer distinciones, tampoco de género. "Acá bailan niños pequeños, niñas más grandes, hombres y mujeres, diversos tipos de danzas", explica Mónica. Así se pueden encontrar cursos de ballet, flamenco, pre ballet, salsa, entre otras cosas. Su actual apuesta entonces es enseñar danza a adultos de todas las edades: "Sé que se puede. La gente tiene que atreverse", comenta sonriendo.
También, hay clases de pilates y de yoga para niños y para adultos. Además, hay una preparación especial para novios que quieran aprender a bailar el vals.
La academia ha preparado ya a varios alumnos que han partido a estudiar danza luego de manera profesional. Por lo tanto, el plan es continuar educando a personas en este arte, y seguir ampliando las posibilidades a personas que antes creían que no podían bailar.
Junto con ello, continuarán con los festivales de danza que ya han realizado, pero con algunas novedades. "Este año realizaremos la cuarta versión del Festival de Danza de Invierno, pero con participación de grupos de Argentina, así es que ya podemos hablar de un Festival Internacional", indicó Mónica Bustos. A ello se suma el Festival de Danza Infantil que realizan en junio todos los años y las celebraciones del Mes de la Danza, que es en abril. "Como siempre, estamos preparando muchas actividades con nuestros alumnos y alumnas, que demuestran que la danza es transversal y todos pueden practicarla", concluye.