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Consejos para la vuelta a clases

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La vuelta a clases representa para muchas familias con hijos el retorno a la rutina "normal" del año y, como todo proceso vital, implica un cierto grado de estrés que requiere re-adaptaciones en todo el grupo familiar.

Nuestro organismo necesita retomar paulatinamente el ritmo antes de obtener un rendimiento óptimo, por lo que esto no basta con acostarse temprano el día o fin de semana anterior.

Esto implica volver a los horarios para acostarse y levantarse lenta pero sistemáticamente, lo mismo con los horarios de comidas y colaciones y también con pequeñas tareas físicas e intelectuales, puede ser la práctica de algún deporte, leer cuentos y comentarlos, jugar algún juego que requiera sumar o contar, lo que sea acorde a los intereses y preferencias de cada uno, pero que represente una exigencia.

También es recomendable limitar el uso de video juegos y televisión, acercándolos a los horarios en que se permitirán en la etapa escolar.

Resulta beneficioso y aliviador fijarse metas a conseguir en la escuela (u otro plano), por ejemplo si hay que subir algún promedio o alcanzar algún nivel académico o comportamental. Mientras más clara y objetiva sea la meta, más fácil será reconocer los pasos necesarios para conseguirla, lo fundamental es que el objetivo sea realista y claramente identificable. Cabe destacar que mientras más pequeños son los niños más concreta y clara debe ser la meta.

Un detalle es que todas las adaptaciones y planificaciones se realicen de manera conjunta y participativa, sin con ello olvidar que son los adultos los que tienen la responsabilidad de fijar normas y límites, por ejemplo, pueden colaborar en la preparación de sus útiles escolares, etc.

Aun así, dado que todos los niños tienen procesos distintos habrá algunos que resientan o rechacen este retorno, cuestión que no debe alarmar pues representa volver a cumplir con tareas y exigencias que se relajaron u olvidaron en el verano y necesitarán tiempos de adaptación más largos.

Es conveniente, entonces, permitir y alentar a los niños a expresar sus emociones. Este puede ser un buen espacio para compartir las vivencias de los adultos cuando pasaron por lo mismo, ayudándolos siempre a centrarse en los aspectos positivos de volver al colegio, como reencontrarse con los amigos, compartir experiencias, sentirse más grandes y aprender cosas nuevas.