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La fuerza moral de la conciencia

"Gracias a la generosidad de dos ex alumnos sanjavierinos, se logró restaurar definitivamente el añoso instrumento, que gracias a ellos es hoy una reliquia viva y edificante"

"La población no puede vivir en la desesperación y en el descontento permanente"

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En ocasiones parece como si todo fuese a la deriva. Ahí están las difíciles condiciones en las que muchas personas se ven obligadas a vivir. El sufrimiento que nos trasladan los medios de comunicación es sobrecogedor. La fortaleza del ser humano, ante estos absurdos avatares, es admirable. En cualquier caso, no se puede aceptar que se golpee tan cruelmente a vidas inocentes. Sin duda, tenemos que avanzar en la lucha contra la impunidad. Esto es algo prioritario. También hay que defender el derecho a la libre circulación y a la lucha contra los casos de abusos. Otra de las asignaturas pendientes, inclusive entre la ciudadanía europeísta. De un tiempo a esta parte, ciertamente, todo parece estar en el mercado de la corrupción, en la compraventa más indignante, en un mal uso de todo.

Lógicamente no hay nada que desespere tanto como ver la necedad gobernando hasta nuestros sentimientos. Llegados a este punto, creo que es tan preciso como necesario, que los gobiernos hagan valer el estado de derecho y se fomente la cooperación mucho más. Igualmente, la comunidad internacional, debe redoblar los esfuerzos ante cualquier tipo de conflicto. La población no puede vivir en la desesperación y en el descontento permanente. Hemos de crear otro clima más comprensivo y humano, inspirado en la fuerza moral de la conciencia, a modo de examen interior de cada cual. Pienso que es la manera de que cambie el mundo, escuchando nuestra propia voz interior y poniéndola al servicio de la justicia, con la libertad debida.

Para tomar conciencia sobre el futuro que queremos, indudablemente tenemos antes que crear conciencia tolerante y comprensiva, ahondar en nosotros, y ver la forma de unir voces para crear una voz poderosa y constructiva ante tantos desórdenes e inhumanidades que a diario vivimos, como espectadores o víctimas.

Con urgencia, tenemos que aumentar la conciencia de los derechos de las personas, además de activar programas formativos para tomar en consideración lo importante que es el respeto en una convivencia. Tenemos que aprender a vivir como ciudadanos del mundo. Nunca ha tenido tanta importancia trabajar bajo este espíritu universal. Algo que puede y debe aprenderse.

Naturalmente, la cuestión moral incide profundamente en cada ser humano a través de un pluralismo de opiniones y de comportamientos. Todas estas voces deben atenderse e intentar entenderse.

Escritor.

La resurrección del órgano jesuita

Con una velada mágica en la iglesia del Colegio San Javier, repleta de público, conmovieron de nuevo sus armonías.

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Una velada socio-cultural única y de emotivas repercusiones, se acaba de vivir en Puerto Montt con motivo del estreno del restaurado órgano de la Iglesia del Colegio San Javier. Una sentida aspiración que no lograba concretarse por falta de recursos, pero que -gracias a la generosidad de algunos ex alumnos sanjavierinos- pudo hacerse una maravillosa realidad.

El concierto fue organizado por el Colegio San Francisco Javier y la entidad Colegios Jesuitas de Chile, en el emblemático templo jesuita de calle Guillermo Gallardo, repleto de un público expectante y que se conmovió con las inspiradas interpretaciones de Jaime Teuquil, en órgano, y de Agustín Guiñez, en flauta traversa. Así, entre mágicas melodías que elevaron los espíritus de los asistentes, y de prolongados aplausos, que demostraban un especial reconocimiento a esos felices momentos, los puertomontinos eran testigos de la anhelada resurrección del añoso órgano traído en barco desde Alemania e instalado en Puerto Montt en 1909 por los religiosos de la Compañía de Jesús.

Tras una floreciente época, donde las armonías de este simbólico instrumento musical eran realce obligado para acontecimientos eclesiásticos y de índole cultural, según la religiosidad y sensibilidad artística de la sociedad de aquel entonces, devino una etapa de desgaste del órgano hasta caer en graves fallas que lo enmudecieron por varios lustros, no obstante los admirables esfuerzos que se hicieron con los organeros González. Y además de campañas pro fondos que no prosperaron. Situación que, sin embargo, fue superada con éxito gracias a la voluntad y alma grande de dos ex alumnos del plantel sanjavierino: Iván Brauning Salazar y Jaime Teuquil Vivanco. Ambos, sacrificando tiempo y descanso, estudiando meticulosamente el instrumento, trabajaron sin pausas hasta lograr su definitiva reparación. Plausible resultado que, elocuentemente, prueba que no sólo con dinero se obtienen los objetivos. También la decisión, el trabajo y la perseverancia lo pueden conseguir. Los jóvenes Iván y Jaime lo han demostrado ejemplarmente.

Siendo el órgano jesuita otro patrimonio de Puerto Montt -que hace resplandecer nuestro pretérito- cuidemos de él y compartamos sus melodías.