"Ahora, urge desarrollar Monte Verde para integrarlo como su mayor atracción para lograr una mayor permanencia del turista de cruceros en Puerto Montt"
"Increíble como algunos aspectos de la vida se repiten por los siglos de los siglos"
Releyendo unos libros de mitología y comentándolos con la familia me encontré con la grata sorpresa que los niños saben más que yo, aún cuando en algún momento fui gran estudioso de esos novelescos relatos. Supongo que la influencia hollywoodense hace de las suyas en estas épocas.
Conversamos largo rato sobre las historias que se desarrollan en el Olimpo y sus intentos por explicar la idiosincrasia humana a través de los actos divinos y parecían comprenderlo a cabalidad.
Es increíble cómo algunos aspectos de esta vida se repiten por los siglos de los siglos…
Por ejemplo el amorío entre Gea y Urano. Gea se casa con Urano, y tienen muchos hijos horribles, espantosos: entre ellos hay cíclopes, gigantes, titanes, rayos, truenos, etc. El señor de la casa decide que son tan feos que los manda al inframundo para no verlos. Mamá enojada porque papá se fue de copas hasta tarde, toma la decisión de alentar a uno de sus hijos (Cronos) a matar al padre a relojazos para liberar a sus hermanos, misión que cumple con tenacidad y acierto.
Pero como tuvo un hogar de apego inseguro, deja algunos de sus hermanos encerrados ahí para que no le arrebaten el puesto que tanto le costó conseguir.
Finalmente papá en el lecho de muerte, maldice al niño advirtiéndole que sus hijos también lo van a traicionar. Con esto carga toda su vida y ya de grande y tras una paranoia incontrolable, Cronos decide comerse cada hijo que nazca de las entrañas de su esposa, pero ésta, ni corta ni perezosa esconde uno, Zeus (no sé por qué me la veía venir).
En vez de dárselo Cronos, le pasa piedra por niño y nuestro dios termina teniendo un almuerzo bastante pesado. Zeus será entonces el que vengue después a su abuelo. Cronos vomita a los niños y todos corren a abrazar a Zeus. The End.
Tal vez esta historia le suene conocida por algún familiar o vecino, y es aquí donde debemos recordar que somos mortales y las cosas no siempre terminan bien.
Por eso es que la cautela y las buenas decisiones deben primar en nuestros hogares. Finalmente los que más sufren son quienes más saben, que suelen estar ahí parados frente a nuestros ojos sin que nos demos cuenta
Magíster en Educación.