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Comprando indicaciones

"Estamos en deuda con nuestros patrimonios históricos. No olvidemos el desaparecido monumento al Hombre de Mar y la abandonada Silla del Presidente"

"Hace tiempo me dolía una pierna y pensé que para qué voy a ir al médico si me va a recetar..."

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Hace tiempo que me dolía una pierna y pensé que para qué voy a ir al médico si me va a recetar ibuprofeno. Entonces recordé unas plantillas ortopédicas que vendían por la calle Antonio Varas. ¡Pero cómo iba a caminar hasta el centro con este dolor! Antes de tomar coraje y salir, revisé mi e-mail y vi algo mejor: ¡calcetines antifatiga!

Es lógico que el trabajo cotidiano lo único que hace es entorpecer mi circulación sanguínea, pero he aquí la solución. El precio es irrisorio y la chica que lo promociona parece real, aunque cuidado: se recomienda usar además un brazalete deportivo para medir la presión, porque no vaya a ser que las medias me aprieten de más los pies y me desmaye.

Para que esto no suceda es importante hacer una dieta un poco más cargadita hacia la glucosa y es por eso que compré (con descuento) un almuerzo en familia en una parrillada con vista al lago Llanquihue. A mí me queda lejos pero valía la pena.

En el camino paramos a comer un completo en la bencinera y ya que estaba aproveché de comprar con mi IPhone unos neumáticos que me sugería una revista. (Nota personal: ¡Tengo que pagar la factura del internet!). Mientras el maestro los colocaba me indicó lo mal que andan los focos del coche: "Tenemos una oferta hoy", me dijo. Yo no sé nada de luces, así que por las dudas las compré.

Lo bueno es que venían con un mapa rutero que en la contratapa tenía unas hermosas chicas me invitaban a Cancún por 8 días y 7 noches a un All Inclusive. ¡Qué bien, hace tiempo que no viajo a ningún lado! Resultó que al comprar el paquete también debía agregar impuestos y seguro médico (no sea cosa que uno se descompense con tanto picante en México).

Pero todo tiene un sentido: bajando el primer escalón a la playa, tropecé y me fracturé el tobillo.

Automáticamente, hice valer mis derechos (los cuales se opacaron porque esas fracturas no estaban cubiertas), y fue allí que el doctor me dijo que cuando vuelva a Chile vaya al especialista. Y de ahí vengo. Saqué número para las 8.00 de la mañana y son las 16.00. Es que me tomé un café con donuts en el restaurant de la clínica y pasé por la farmacia a comprar una tobillera ortopédica que me dijo podría encontrar en calle Varas.

Y claro, ya que estaba, me fui a vitrinear un poco. ¡Es que hay cosas tan baratas ahí!

Magíster en Educación.

Urge preservar la antigua Casa Ebel

Inexorable rueda de las transformaciones urbanas debe respetar la integridad de históricas reliquias como la Casa Ebel.

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Otro gran símbolo de las construcciones habitacionales de los antepasados de Puerto Montt -un importante tesoro de la historia sociocultural de Melipulli-, constituye sin duda la apreciada Casa Ebel, hoy desocupada y en riesgo de ser demolida frente a la inexorable arremetida de la rueda de las transformaciones urbanas.

Sin embargo, para los porteños que aman los testimonios de la historia de nuestra ciudad y saben valorizar -agradecidos- el inapreciable aporte de las antiguas generaciones a lo que somos hoy, aún no está todo definido en cuanto al definitivo destino de esta admirada casona.

De partida, sus dueños -la distinguida familia Ebel- comunicó formalmente al municipio su intención de trasladar el inmueble a un sitio municipal para su conservación, asumiendo los costos del traslado y su restauración. También ha habido otras interesantes sugerencias -siempre en el marco de su rescate y preservación- que apuntan a evitar su destrucción e incluso mantenerla donde mismo está como área de oficinas y una atracción especial del complejo comercial que en el lugar (calle Balmaceda 212, pleno centro) se proyecta emplazar. Esto último, por cierto, dependerá de la consideración de los nuevos propietarios del sector, si es que calibran que para ellos sería ventajoso un agregado de esta naturaleza, como igualmente para la población misma que sabría sopesar semejante gesto de respeto y reconocimiento al pretérito de la capital de la Región de Los Lagos.

Todo esto está por verse. Pero debemos reconocer que hay una fuerte inquietud en la comunidad frente a lo que pueda ocurrir con la histórica Casa Ebel. Sobre todo, porque el devenir local exhibe algunos desaciertos que nos dejan mal parados en cuanto al cuidado y conservación de nuestras reliquias, cuya demostración más palpable fue la demolición de la vetusta y simbólica Casa Wistuba en la Cuesta Santa Teresa, al igual que la Casa Hardessen, de mayor data aún y que corrió el mismo desafortunado destino. Sin olvidar lo sucedido con algunos monumentos desparecidos como el del Hombre de Mar, frente al recinto portuario, o la hoy abandonada Silla del Presidente, camino a Alerce.

Es tiempo de reconciliarse con la historia.