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Una política sin escupitajo

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Lamentablemente ya son varios los personeros políticos que han sido afectados por un escupitajo, la presidenta electa también lo vivió. Este tipo de episodios dejan en evidencia una cuestión de fondo que, necesariamente, es importante no dejar pasar y, al menos, comentar. Para ello, es necesario precisar que la acción de escupir está contenida de una carga emocional altamente negativa y que, a mi juicio, manifiesta el dolor, descontento y decepción hacia "un mundo" político que ha estado por mucho tiempo desconectado de una sociedad que vive un "Chile" distinto. Como sociedad debemos reaccionar.

A continuación me tomo la libertad de sugerir 7 elementos/modos de cómo re-accionar: Primero, debemos radicar las prácticas políticas que nos han conducido a este escenario; Segundo, es necesario acercarse y conocer con mayor precisión la realidad del otro "Chile" que sufre la injusticia de una sociedad que reconoce altos grados de desigualdad; Tercero, que las políticas públicas comprendan la heterogeneidad y multiculturalidad. Cuarto, que los políticos entienda la urgencia de renovar y dar espacios a gente nueva , con modos de proceder distintos y que contribuyan a revertir los grados de desconfianza hacia la clase política; Quinto, participar activamente con sentido colectivo; Sexto, preocupación con genuino interés por los demás; y Séptimo, ponerse en el lugar de otro que debo respetar aunque tenga una opinión distinta.

En definitiva, la respuesta frente a una acción de esta naturaleza (tan repudiada), obliga como sociedad a re-accionar. Es momento para ponernos de acuerdo y tener una re-acción común, porque todos debemos contribuir a que se genere el cambio que necesitamos para que no se vuelva a escupir.