Valores de formación docente recordaron en funerales del profesor Sixto Gallardo
Adiós final. Deceso de docente tuvo lugar el martes y su sepelio se efectuó en la tarde de ayer en el Parque de la Esperanza.
En el Parque Esperanza de Puerto Montt, descansan los restos de uno de los profesores que mayor trabajo gremial y docente dejó en todas las instituciones a las que perteneció. Se trata del profesor jubilado, Sixto Gallardo Mancilla, padre de tres hijos, que le dieron una descendencia de tres nietos y una bisnieta.
Estos habían celebrado hace dos años las bodas de oro del matrimonio de profesores, Sixto Gallardo Mancilla y Violeta Vargas Uribe.
La vida profesional del docente parte en 1956, con su titulación de la Escuela Normal de Ancud, en las escuelas rurales de la Carretera Austral, de Piedra Azul y Chamiza, siendo destinado posteriormente a la Escuela N° 2 "Argentina". Su experiencia y gran espíritu de trabajo le permitió llegar a ser director de la Escuela Chiloé (Población Libertad), subdirector Escuela 82 (hoy Marcela Paz, Población Chiloé) y escuela 81 (hoy Darío Salas, de la población Manuel Montt).
Su compañera de estudios en la Escuela Normal, Perla Pérez, dijo que Sixto Gallardo fue uno de los grandes presidentes que tuvo la Corporación de Profesores Jubilados de Chile. "En su período se inauguró la Casa de Profesores de Miraflores", pero no alcanzó a recibir la obra que le quitaba el sueño, "el hogar para profesores jubilados en Quillaipe".
En reconocimiento a esa dilatada labor en la tercera reunión anual de la Corporación Regional de Profesores Jubilados, se le entregó hace poco un galvano, recibido por recibir su esposa, Violeta Vargas, en ausencia del homenajeado que se encontraba ya en muy delicada situación de salud.
"Su muerte ha impactado, porque era tan alegre, tan especial y muy querido, se echará de menos", dijo su colega Perla Pérez, quien recuerda sus visitas que alcanzó a hacer para conocer el avance de los obras del hogar de Quillaipe.
Entre sus amigos se encuentra el profesor Julio Sanz, con quien realizó actividades en forma paralela, aunque en la etapa final Gallardo se había dedicado a los jubilados, mientras que Sanz sigue activo en la docencia.
En su vida profesional Gallardo fue un amante del deporte. Fue presidente de la Asociación Deportiva Escolar Primaria (ex Adep), dirigente del Departamento de Educación Extraescolar, del Deportivo Magisterio, dirigente de cadetes de Deportes Puerto Montt. Fue presidente del Departamento de Profesores Jubilados, dirigentes del Centro Hijos de Chiloé y de la Liga Protectora de Estudiantes. Como entrenador de tenis de mesa, llevó a la Asociación de esa disciplina a adjudicarte durante 12 años el título de campeón nacional en la década de los 70.
Gozador de sus grandes amores, su familia, la docencia y el deporte, sectores donde sentirán su partida de este profesor nacido en Lin Lin, Chiloé.
A sus 82 años deja a su esposa Violeta Vargas Uribe, y a sus tres hijos: Mónica, profesora de la UACh; Patricia, oftalmóloga; y Sixto, corredor de propiedades, los que a pesar de las múltiples actividades siempre tuvieron la atención, el cariño, y el consejo oportuno de su padre, obedeciendo al principio fundamental de su formación como servidores públicos.