El errante músico chileno que recorre las distintas ciudades y pueblos de Sudamérica
viaje. Con varias semanas en nuestra zona, Ángel Sobarzo ha llamado la atención por cantar arriba de su "Combi". Se va mañana, pero dice que vuelve.
"Vine a sembrar para poder cultivar en el verano". Así parte su relato el músico errante Ángel Sobarzo, que por estos días ha atraído la atención de cientos de curiosos en la Plaza de Armas de Puerto Montt, para verlo y escucharlo cantar e interpretar con diversos instrumentos los más variados ritmos de Latinoamérica, arriba de su colorido Volkswagen Combi año 1981.
Desde temas de Víctor Jara y Rubén Blades, hasta chacareras y bossanova, se puede escuchar en el repertorio de este ariqueño de 33 años, que lleva cerca de dos semanas en nuestra zona para ofrecer su música y su talento no sólo a los transeúntes, sino también a pubs, hoteles y casinos. "A tirar curriculum, mostrar mi trabajo musical", afirma el músico.
Si bien Ángel canta arriba de su Combi, desde que se la compró hace tres años, vive de la música desde los 14 años, según cuenta, después del fallecimiento de su abuela Elcira, quien lo criara durante toda su infancia.
"Yo empecé a trabajar de muy pequeño. Maestro cocinero, sanguchero, pelando papas, limpiando autos y como auxiliar de maquinista en una fábrica textil. El último trabajo fue de empaquetador. Ahí me aburrí, me subí a una micro por primera vez a cantar y me cambió la vida. Estaba deprimido ese tiempo, aburrido de que me explotaran. Ahí descubrí que con la música podía hacer plata y hacer lo que me gusta realmente, sin que nadie me explotara", reflexiona.
Esa decisión le significó al músico autodidacta dejar de estudiar en séptimo básico y empezar a recorrer y vivir en ciudades como Iquique, Calama y Valparaíso. En esta última conocería a un amor, con quien tendría dos hijos, hoy de 15 y 16 años.
"La educación en Chile, después de la dictadura, fue muy cerrada. Se me quitaron las ganas de estudiar. En el colegio yo no aprendí casi nada", explica Ángel sobre por qué dejó de estudiar, aunque años después sacó octavo básico para poder obtener licencia de conducir.
músico errante
Si bien dice que irse de su casa a los 14 años le significó muchos problemas, como de repente andar en malos pasos, vivir la vida de la calle, para Ángel "lo lindo fue reencontrarme con la música". Y ese reencuento le ha significado incluso salir de nuestras fronteras. Ángel, que viaja junto a su hija Armonía, de 4 años, llegó hace pocos meses a Chile, luego un viaje de más de dos años que lo llevó por varios países de Sudamérica, entre ellos Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela, siempre viviendo de su música.
Ángel solo estará hasta este domingo en Puerto Montt, ya que después se irá a Frutillar, y después de eso, a donde lo lleven las circunstancias, aunque tiene claro que pasará la navidad en Valdivia y después volverá a nuestra ciudad.
"Como un músico errante. Viajero con alma de gitano", se define este ariqueño. "Vivo la realidad que se vive día a día, en cada pueblo, en cada país. Mis deseos no son más que hacer música, tener mi casita y criar a mis hijos. Entregar algo a través de mi música y mi canto. Un mensaje de amor, alegría, de vivencia, de sufrimiento. De todo", finaliza el músico.
Sin permiso
Ángel pasa las noches en hoteles o casas de amigos, aunque también dentro de la Combi, donde tiene una cama y refrigerador. Como se ha instalado sin permiso en la plaza, el jueves fue multado por la Municipalidad por estar sin autorización. Por otro lado, su meta es llegar hasta Aysén y para eso está esperando comprar una nueva Combi. Lo que sí tiene claro es que el próximo año se va a vivir a Brasil, junto su hija Armonía.