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La salud para la tercera edad

La población mayor crece a un ritmo muy superior a las posibilidades de atención en la salud pública.
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Tanto profesionales como el propio Gobierno han advertido de los serios problemas que enfrenta la salud pública en la atención de los adultos mayores, ante el crecimiento de este segmento, que sólo entre 2012 y 2013 sumó casi 30 mil nuevos integrantes en Fonasa. Se viene advirtiendo hace ya un tiempo de esta situación, toda vez que la población mayor de 60 años, a nivel país, llega prácticamente a los dos millones 500 mil personas, un 95 por ciento de las cuales está afiliada a Fonasa.

Lo anterior deja en claro que la población envejece con gran rapidez -hay 67 personas por cada 100 menores de 15 años- y el sistema público de salud no está capacitado para atenderlos y, por tanto, requiere serias reformulaciones. Y es natural que los números sigan creciendo con el ingreso de los jubilados que, dadas sus bajas pensiones, no pueden cancelar el valor de los planes en las isapres en que estuvieron por tantos años.

Un antecedente importante que advirtió el Gobierno es la incorporación en el presupuesto de salud de un programa de cobertura a domicilio para evitar el traslado de enfermos de avanzada edad a los centros asistenciales y atenderlos en casa disponiendo de más tiempo. Se asegura que debería ser la solución en un futuro cercano.

Las mejoras en la salud pública van siempre por debajo del aumento de los usuarios y la situación se agrava en el caso de la tercera edad ante la evidente falta de geriatras y enfermeras dedicadas. El ministro del ramo ha asegurado que no hay programa de formación; ya el año anterior no hubo interesados en un llamado hecho por el ministerio.

La falta de profesionales es evidente y ello se refleja en la precariedad de las consultas; apenas algunos minutos por paciente, lo que en el caso de los adultos mayores es aún más complejo. El promedio de atención no va más allá de los 10 a 15 minutos y no existe la posibilidad de citarlos para una nueva ocasión.

El desafío que debe enfrentar la salud pública es de proporciones mayúsculas.

Construirán iglesia a Parroquia de Lintz

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La construcción de una nueva iglesia para la Parroquia de la Población Lintz, es una iniciativa que ha merecido el apoyo de todos los católicos del mencionado barrio y también de otros sectores. Hoy se realizará un almuerzo criollo en el sitio de calle Palena casi esquina Regimiento, para ir reuniendo recursos económicos.

Con un moderno edificio cuenta desde ayer la Gobernación Marítima de Puerto Montt, que atiende a alrededor de 200 personas que diariamente llegan a gestionar documentación para acceder a las actividades marítimas. El complejo naval fue inaugurado al mediodía de ayer en la Avenida Angelmó de este puerto.

El nuevo examen de conducción ha colapsado las oficinas del Departamento de Tránsito. Muchos quisieron evitar la medición que incluye 800 preguntas y que parte el lunes, pero ayer ya no fue posible rendir la anterior prueba. Usuarios que invirtieron en un curso para anterior evaluación estudian presentar una demanda.

El Adviento, tiempo de espera gozosa

"Este domingo y todo tiempo de adviento, es un tiempo de espera gozosa".
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El Adviento es el primer tiempo del año litúrgico. De este modo, nos preparamos para celebrar el Nacimiento del Salvador, y la Segunda venida de Cristo al final de los tiempos. San Mateo nos habla de la venida de Cristo y nos exhorta a prepararnos, acentuando la importancia de la vigilancia cristiana. Concretamente, usa el relato del diluvio en los tiempos de Noé, donde se sorprendió a la gente desprevenida, en una situación de pecado, reflejo de la decadencia moral del momento. Dice San Mateo: "En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrasó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre" (Mt 24, 38-39). Jesús no nos quiere intimidar, sino invitarnos a esperar su venida de un modo positivo, es decir, vigilando diariamente. Por eso, dice San Mateo: "Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá el Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de la casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada" (Mt 24, 42-44). Es una venida inminente en un sentido teológico, más que temporal y lo importante es que nos demos cuenta que debemos estar siempre preparados. No sabemos ni el día ni la hora, pues sólo el Padre lo sabe (Mt 24, 36). Nuestra certeza es que Jesús vendrá.

¿Qué hacer? Preparar el alma y el corazón para acoger a Jesús. San Pablo nos dice: "Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz (...) basta de excesos en la comida y en la bebida; basta de lujuria y libertinaje; no más peleas ni envidias" (Rom 13, 12-13). En el fondo, significa seguir el camino de la conversión personal, buscando agradar a Dios en todo. Algo elemental para encaminar nuestro corazón a Dios es la oración, el diálogo sincero con el Señor. Pero también es fundamental realizar obras de penitencia, que contribuyan a nuestra conversión. Un buen examen de conciencia nos hace bien, buscando ver nuestros pecados, de modo que busquemos el perdón de Dios, regalado en el Sacramento de la Confesión.

Este domingo y todo el tiempo de adviento, es un tiempo de espera gozosa, porque creemos firmemente que Jesús vendrá. Está cerca la Navidad, así renace la esperanza con su venida, pues viene para salvarnos. Por lo tanto, tenemos una hermosa tarea en estas semanas: preparar nuestros corazones para recibirlo con alegría, dejando de lado todo aquello que nos separa de su amor. Más que prepararnos materialmente, busquemos el sentido espiritual del tiempo que vivimos, acercándonos a Él en la oración, alimentándonos de su Palabra de vida, recibiéndolo en cada Eucaristía, y demostrando que le amamos de verdad sirviendo al prójimo, especialmente a los más pobres y necesitados de la sociedad.