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Derecho a la seguridad en el consumo

"La iniciativa del Centro de Estudios del Patrimonio Histórico de la Provincia de Llanquihue -de un Museo del Deporte- merece atención y apoyo""Empresas deben cumplir los más altos estándares de seguridad en venta de sus productos"
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Con la salud y seguridad de los consumidores no se juega, en especial si se trata de la seguridad al consumir alimentos.

Esta ha sido una de las preocupaciones permanentes del Sernac y por eso entendemos que velar por el derecho a la seguridad significa que los consumidores tienen derecho a poder disfrutar de los alimentos sin miedo a que éstos puedan dañar su salud.

Así lo ha confirmado recientemente la justicia, quien nuevamente le ha dado la razón a Sernac en esta materia, condenando al Supermercado Unimarc al pago de una indemnización de 500 mil pesos a una consumidora quien estuvo a punto de asfixiarse al consumir un pan que compró en dicho local en la ciudad de Puerto Montt, el cual contenía en su interior un trozo de alambre de unos 3 centímetros.

Junto con ello, el Segundo Juzgado de Policía Local de Puerto Montt condenó al supermercado al pago de una multa de 20 U.T.M. (cerca de 800 mil pesos), calificando la conducta de la empresa como una "inexcusable negligencia".

El fallo confirma que las empresas tienen que tomar todas las medidas necesarias para garantizar que los alimentos sean seguros y no arriesguen la salud de los consumidores.

Por eso cuando un consumidor detecta un cuerpo extraño o alguna irregularidad en el alimento, debe acudir a la Autoridad Sanitaria para que investigue y ordene los sumarios sanitarios correspondientes.

Al mismo tiempo, esto le permitirá obtener las pruebas para exigir su derecho a indemnizaciones en tribunales.

Como hemos visto en este caso, las empresas deben responder cuando los consumidores sufren algún daño producto de su incumplimiento o negligencia.

El llamado que hacemos como Servicio Nacional del Consumidor es a que las empresas cumplan con los más altos estándares de seguridad al momento de comercializar sus productos, evitando cualquier riesgo para la salud de los consumidores.

Un museo para la historia deportiva

Puerto Montt tiene un honroso pasado en el deporte -ejemplo de superación y de grandes logros- que en justicia lo amerita.
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Una muy bien inspirada iniciativa, que no merece pasar inadvertida, es sin duda alguna aquella referida al imperativo de habilitar en Puerto Montt su Museo del Deporte. Una acertada idea planteada por Braulio Velásquez Muñoz, del Centro de Estudios del Patrimonio Histórico de la Provincia de Llanquihue, en carta enviada hace poco a nuestro Diario, que da en el clavo, porque si hay algo que justamente hace mucha falta en nuestra ciudad es ese bastión de resguardo y preservación del pretérito de nuestra cultura física.

La capital de la Región de Los Lagos -que históricamente se ha caracterizado por sus limitaciones en infraestructura y equipamiento deportivo-, ha generado, sin embargo, notables deportistas en la diferentes disciplinas, varios de los cuales han conquistado resonantes logros internacionales, como es el caso del púgil Honorio Bórquez, que fue brillante campeón latinoamericano de boxeo; Gert Weil, campeón olímpico en el lanzamiento de la bala; varios basquetbolistas que llegaron a la selección chilena y a los grandes clubes (Torres, O´Ryan, Hechenleitner, Brahm y otros); los ciclistas de las últimas camadas que han brillado a nivel nacional y en el extranjero; los sorprendentes logros de la nueva hornada de las artes marciales; el gran cetro de campeón de fútbol amateur obtenido por la selección porteña en el memorable Nacional de 1982 dirimido en este puerto; la magnas proezas de los bogadores puertomontinos, particularmente la reciente hazaña mundial cumplida en Italia por los remeros del Club Estrella Blanca…Y tantas otras glorias que atesora el arcón recordatorio.

Hay constancia de que existe mucho material desperdigado, de todo tipo, que corrobora ese honroso pretérito deportivo de Puerto Montt y sus hijos. Etapas de grandes sacrificios y carencias, que fueron vencidas por la voluntad de superación de los deportistas. Y hasta hoy en que notoriamente ha mejorado el equipamiento y también los resultados.

Urge un lugar para ese museo deportivo. Las directivas de las disciplinas deben congregarse y unirse tras ese objetivo, acopiando antecedentes para un preproyecto que las autoridades sabrán acoger. Las nuevas generaciones necesitan asimilar ese ejemplar pasado, para despegar con esa poderosa mística.